Buenos Aires se ha quedado prácticamente sin carne por la huelga de los productores agrícolas, y eso, para los hábitos de los argentinos, sabe a herejía gastronómica. La protesta no solo provoca grietas en el Gobierno. Los efectos de los cortes de las carreteras y el desabastecimiento se hacen sentir con fuerza en los supermercados de las grandes urbes, donde sus dueños cuelgan el cartel de "perdón por los faltantes".

En esta ciudad carnívora como pocas, los productos de origen vacuno brillan por su ausencia o, si se encuentran, cuestan el doble que hace una semana. Hasta muchas de las ollas de los barrios pudientes que tanto retumbaron en los últimos días en medio de ofensas de todo calibre contra la presidenta, Cristina Kirchner, están esta vez vacías.

"¿Hasta cuándo el Gobierno nos va a tener así?", bramaba ayer una señora en las puertas de El Palacio de la Carne, en el coqueto barrio de Belgrano (solo le faltaba agitar su cartera imitación de Luis Vuitton, de tanta furia). Había ido a buscar lomo y volvió sin nada. La culpa no era de los que bloquean carreteras y prefieren que las frutas y verduras se pudran a la vera del asfalto, sino de la presidenta, que "le roba al campo" y no acepta dar marcha atrás con los impuestos a las rentas extraordinarias de las exportaciones agrícolas.

POLLOS SACRIFICADOS El desabastecimiento impacta en los hospitales. El pollo también se convirtió en un bien preciado. El Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA) reveló que ya se han sacrificado 1,3 millones de pollos por la protesta.

El pasado viernes se insinuó un arreglo entre los huelguistas y las autoridades. Pero fue un acuerdo efímero y volvieron los cortes. El Gobierno intentaba ayer quebrar la alianza entre grandes y pequeños productores ofreciendo a los segundos medidas compensatorias al alza de los gravámenes. El ministro de Justicia, Aníbal Fernández, amenazó con realizar "todas las detenciones que hagan falta" si no se levantan los bloqueos.

La escasez ha generado un brote inflacionario. El exdiputado socialista Héctor Polino, representante de la Asociación de Consumidores Libres, denunció que, por el desabastecimiento, los productos registran aumentos de hasta un 150%. El precio de la leche se ha duplicado en algunas zonas. La cebolla, a su vez, aumentó un 200%.

En este contexto, el Gobierno prepara para hoy su ofensiva política. La presidenta hablará en un acto público, frente a la plaza de Mayo. Los más optimistas esperan que, frente a la multitud, Cristina Fernández pueda anunciar la paz definitiva con el campo y el fin de la escasez.