El presidente de EEUU, George Bush, tiene previsto acusar hoy a Irak de haber violado la resolución 1.441 de las Naciones Unidas en el informe que ha remitido a la organización, en el que asegura haberse desarmado. La única duda que quedaba ayer, después de que Bush se reuniera con sus asesores, es si utilizará la expresión "violación sustancial" que consiguió incluir en la resolución y que Washington considera la justificación legal para iniciar un ataque contra Sadam Husein, para el que, según el portavoz presidencial, Ari Fleischer, "ésta era la última oportunidad".

Los términos que utilice Bush son, así, absolutamente relevantes. Según han declarado anónimamente algunos miembros de la Administración, lo más probable es que no considere la denuncia una causa inmediata de guerra, sino que califique la supuesta violación de "un asunto preocupante". Sus asesores esperan que tome un camino más paciente que retrasaría los proyectos de cualquier acción militar por lo menos hasta el año que viene.

PRESION A LA ONU

Es más, la esperada declaración de hoy se considera más un gesto para presionar a la ONU para que exija entrevistas con científicos iraquís fuera de Irak, a las que EEUU cree que Sadam se opondría, cometiendo otra violación de la resolución. Asimismo, se intentaría ganar el máximo apoyo de los aliados para cualquier decisión, así como convencer a los norteamericanos de que el caso contra Sadam es fuerte, algo en lo que Bush insistirá mañana.

Según declaró ayer Fleischer, aunque la revisión no ha sido aún completa, el presidente de EEUU "está preocupado por las omisiones y problemas en la declaración" de 12.000 páginas sobre desarme, de la que hoy hará una primera valoración preliminar ante los 10 miembros no permanentes del Consejo de Seguridad Hans Blix, el inspector jefe del organismo internacional. Este se reunió el martes con un representante del Departamento de Estado de EEUU que le describió las deficiencias encontradas por el espionaje norteamericano en el informe iraquí. Fuentes diplomáticas en la ONU señalaron que un centenar de compañías, la mayoría de Europa y EEUU que vendieron componentes a Irak, fueron eliminadas de la versión reducida de la declaración.

Aunque los funcionarios estadounidenses no han conseguido pruebas de que Irak posea armas nucleares, el presidente cree que Sadam ha adquirido equipamiento que le permitiría desarrollar ese tipo de armamento. Además, Washington cree que Bagdad no ha explicado qué sucedió con sus programas de armas químicas y biológicas desde 1998, cuando se fueron los inspectores.

Pese a que la declaración de hoy puede abrir las puertas de la guerra, Fleischer insistió en que "EEUU seguirá su cuidadosa aproximación a este asunto y las consecuencias". "Les aseguro que este presidente no engaña. Cuando ha dicho que Sadam debe desarmarse, no es un farol", añadió.