La participación de numerosos sunís en el referendo constitucional celebrado el sábado en Irak fue destacada ayer como "un desarrollo positivo" por el presidente de EEUU, George Bush, incluso pese a que muchos acudieron a las urnas decir no al texto.

"El aumento en la afluencia fue una indicación de que los iraquís se inclinan por resolver las disputas de forma pacífica", opinó George Bush. "Me agradó ver que los sunís participaron en el proceso", añadió, y recalcó que "el camino para avanzar está claro: el proceso continuará con una Constitución, si al fin la ratifican, y luego con unas elecciones".

En contraste a su locuacidad sobre Irak, Bush rechazó comentar ayer si cesará a algún alto cargo de la Casa Blanca en caso de que sea imputado por la filtración ilegal en el 2003 de la identidad de la agente de la CIA Valerie Plame, como represalia a la oposición a la guerra de Irak de su esposo, el diplomático Joseph Wilson.

"No voy a prejuzgar el resultado de la investigación", dijo Bush, aludiendo a las pesquisas que podrían concluir con el procesamiento de su principal asesor político, Karl Rove, o de Lewis Libby, jefe de gabinete del vicepresidente, Dick Cheney.