El largo pulso entre George Bush y la oposición demócrata por la confirmación en el Senado de John Bolton como nuevo embajador ante la ONU se enconó aún más ayer. La Casa Blanca amenazó veladamente con saltarse la Cámara alta del Congreso y aprovechar las vacaciones que los senadores tomarán en julio para que Bolton empiece en su cargo de forma temporal.

"Es muy importante que le coloquemos en su puesto", recalcó ayer el portavoz del presidente, Scott McClellan. Frustrado por el bloqueo, Bush sopesa echar mano de la posibilidad que le ofrece la Constitución de colocar a un funcionario en su cargo sin la confirmación del Senado cuando esta Cámara está de vacaciones. Tal nombramiento dura toda una legislatura. En el caso de Bolton, le permitiría ejercer hasta enero del 2007.

El presidente ya ha utilizado este sistema en otras ocasiones, pero esta vez los demócratas le han advertido de que la entrada de Bolton en la ONU por la puerta trasera sería muy perjudicial para él, ya que aparecería ante los delegados del mundo como "alguien que no cuenta con la confianza del Senado".

En la Casa Blanca, Bush instó de nuevo al Senado a votar de una vez sobre su elegido, rechazado desde el primer momento por la oposición demócrata.

McClellan aludía al bloqueo de la votación, que la oposición ha mantenido férreamente por medio de tácticas dilatorias. La minoría demócrata exige que la Casa Blanca le entregue los datos del espionaje solicitados por Bolton sobre 36 funcionarios estadounidenses, algo a lo que el Gobierno se niega. Los demócratas cuentan con los votos suficientes para prolongar el debate indefinidamente y evitar que el nombramiento se someta a votación en el pleno, donde se da por seguro que sería aprobado.

"Podemos votar inmediatamente, una vez que nos entreguen lo que hemos pedido", precisó ayer el senador demócrata Joseph Biden.