En su gira por los países del golfo Pérsico, el presidente de Estados Unidos, George Bush, se siente como en casa. Se reúne con sus soldados en las bases militares y escenifica sus buenas relaciones con las ricas monarquías de la zona. Ayer estuvo en Abu Dabi, la capital de los Emiratos Arabes Unidos (EAU), donde volvió a lanzar duras acusaciones contra Irán, al que calificó de "principal Estado patrocinador del terrorismo" en el mundo. Bush pidió a sus aliados árabes unidad para hacer frente a la amenaza iraní "antes de que sea demasiado tarde".

Los ataques a Irán del presidente de EEUU son siempre bien recibidos por los regímenes del Golfo, monarquías sunís que temen la cada vez mayor influencia del Estado persa, de confesión chií, en la región. La situación de Irak --de mayoría chií-- es un claro ejemplo. Parte de la población de los países de la península Arábiga que ha visitado Bush hasta ahora (Kuwait, Bahrein y los EAU) y del que será su próxima escala (Arabia Saudí) es chií, aunque vive marginada del poder político y económico.

Para el mandatario estadounidense, Irán "envía cientos de millones de dólares a extremistas de todo el mundo mientras su propio pueblo hace frente a la represión y a privaciones económicas". Para Bush, el régimen del presidente Mahmud Ahmadineyad arma y financia a grupos como Hizbulá en el Líbano, Hamás en los territorios palestinos, los talibanes en Afganistán y las milicias chiís de Irak.

ACUSACIONES "INFUNDADAS" Las palabras de Bush son otra vuelta de tuerca en las tensas relaciones de Washington con Teherán, motivadas en gran parte por el programa nuclear de Irán. El ministro de Exteriores iraní, Manuchehr Motaki, rechazó las "infundadas" acusaciones, que, a su juicio, son "un vano intento de perjudicar" las relaciones de Teherán con sus vecinos y "demuestran el fracaso" de la gira de Bush. Antes, su portavoz, Mohamed Alí Hoseini, ya dijo que el fin de esta gira es "respaldar los intereses de la entidad sionista" --en relación a Israel-- contra los palestinos, además de buscar apoyos entre los países árabes en su aventura belicista en Irak.