El presidente de EEUU, George W. Bush, aseguró hoy que vetará el proyecto de ley aprobado esta semana por el Congreso y que condiciona la asignación de fondos para la guerra en Irak y Afganistán a un calendario de retirada de las tropas del país árabe.

La mayoría demócrata en el Congreso ha instado a Bush a "obedecer el llamamiento del pueblo estadounidense" y firmar el proyecto de ley para el desembolso de 124.000 millones de dólares para la guerra, que prevé que la retirada de las tropas se complete para antes del 1 de octubre del año próximo. En una rueda de prensa conjunta con el primer ministro japonés, Shinzo Abe, el presidente estadounidense declaró que "siento haber llegado a esto. Siento que haya evolucionado de esta manera. Pero es lo que es y lo vetaré".

Bush aseguró que si, tras el veto, el Congreso le presenta un proyecto de ley alternativo que siga conteniendo fechas para la retirada, también lo rechazará. "Si quieren intentar otra vez pasar algo que ya he dicho que es inaceptable, por supuesto que también lo vetaré, pero espero no tener que llegar a eso", sostuvo el presidente."Creo que podemos encontrar un camino, ser sensatos y asegurarnos de que entregamos a tiempo el dinero a nuestras fuerzas armadas", indicó el presidente.

Los demócratas han apuntado que enviarán el proyecto de ley a la Casa Blanca la próxima semana. Bush indicó hoy que, una vez que lo vete, invitará a los líderes demócratas a la Casa Blanca, en una reunión similar a la celebrada la semana pasada, para intentar resolver el punto muerto.

En una rueda de prensa hoy en Nueva York, varios destacados demócratas en el Senado instaron al presidente estadounidense a no precipitarse a vetar la medida y a estudiarla cuidadosamente. "Verá que esa ley da todo lo necesario a nuestras tropas y les proporciona una estrategia digna de sus sacrificios. No firmar este proyecto de ley negaría a nuestras tropas los recursos y la estrategia que necesitan", sostuvo el líder demócrata en el Senado, Harry Reid.

Según Reid, Bush "tiene que elegir. Obedecer el llamamiento del pueblo estadounidense, de una mayoría bipartidista en el Congreso y de expertos militares para cambiar en rumbo, o dejar a nuestras tropas comprometidas en una guerra civil sin fin a la vista".