El presidente de EEUU, George W. Bush, y el primer ministro británico, Tony Blair, dos aliados que han marcado la política mundial en los últimos años, se reunieron hoy por última vez como líderes de sus respectivos países en el marco de la cumbre del G8 en Heiligendamm (Alemania). Blair abandonará su cargo el 27 de junio, tras más de una década al frente del Gobierno británico.

Los dos mandatarios abordaron el cambio climático y la ayuda al desarrollo, temas por los que Blair ha apostado en las últimas reuniones de los ocho países más industrializados. Sin embargo, el líder laborista no pudo convencer a Bush de que se sume a la propuesta europea de que el G8 ponga topes a las emisiones de los gases que ocasionan el calentamiento global. Bush aclaró que no se determinarán límites hasta que China e India se incorporen a las negociaciones.

África fue otro tema de discusión, en particular el combate contra el sida y la situación en la región sudanesa de Darfur. Los dos líderes también trataron la tensa relación con Rusia por el escudo antimisiles que EEUU pretende desplegar en Europa del Este. Bush dijo que el dispositivo "no puede detener a 3 ó 4 misiles", por lo que no podría parar un ataque de Rusia, y reiteró que el dispositivo está destinado a parar un ataque lanzado por países "renegados".

El presidente estadounidense, que se reunirá hoy con Putin tras un almuerzo de trabajo en la cumbre, repitió que Rusia no es una amenaza y que la Guerra Fría ha terminado. "No deberíamos ponernos nerviosos sobre esto", afirmó Bush, quien dijo "estar deseando" encontrarse con Putin. La reunión, la primera de los dos mandatarios en medio año, se producirá después de que el líder del Kremlin amenazara con apuntar los cohetes rusos a Europa si EEUU sigue adelante con sus planes de desplegar el escudo.

Bush, una vez más, intentó calmar hoy los ánimos, y ofreció a Rusia que "participe" en el sistema y que los dos países compartan tecnología militar.