El presidente de Estados Unidos, George Bush, inició ayer en la capital de Senegal, Dakar, su primera gira por cinco países de Africa con el propósito de incrementar la presencia estadounidense en el continente africano y estrechar las relaciones económicas con varios estados.

En la isla de Goree, lugar de concentración de esclavos desde el que unos 20 millones de personas fueron enviados a América a lo largo de tres siglos, Bush denunció aquellos hechos como "uno de los más grandes crímenes de la historia".

El petróleo de Nigeria y los diamantes de Suráfrica y de Botsuana, tres de las escalas del viaje, no son ajenos al interés que la región ha despertado en EEUU: Uganda es el quinto país de gira.

Junto a su anfitrión, el presidente senegalés Abdoulaye Wade, Bush recordó los esfuerzos de muchos personajes históricos de EEUU para lograr la abolición de la esclavitud, conseguida en 1865. En este contexto, Bush citó una larga lista de negros notables de la historia estadounidense, mención que fue interpretada como un gesto electoral hacia los votantes negros de EEUU, de cara a la reelección del próximo año.

Bush se reunió en Dakar con el presidente senegalés y con los líderes de siete países más de Africa occidental, a los que prometió "colaborar" para hallar una solución a la crisis de Liberia, pero evitó pronunciarse sobre una intervención militar de EEUU.

La Comunidad Económica de Estados de Africa del Oeste (CEDEAO) pretende crear una fuerza multinacional de paz de 5.000 efectivos y espera la colaboración de EEUU. En Pretoria, segunda etapa de su viaje, Bush se reunirá hoy con el presidente surafricano, Thabo Mbeki, en un encuentro que, se supone, será más protocolario que el de Dakar.