La guerra de Irak ha explotado en el Congreso de EEUU, desde donde la oposición demócrata acosa cada vez más al presidente, George Bush, apoyada en la hemorrágica pérdida de apoyo popular a la invasión del país árabe. El miércoles, la Casa Blanca contratacó con una vitriólica andanada contra sus numerosos críticos, empleando al vicepresidente Richard Cheney como ariete. Horas después, sin embargo, un influyente congresista demócrata le respondió exigiendo la retirada de las tropas.

"Son oportunistas que diseminan falsedades cínicas y perniciosas", arremetió Cheney al rechazar las acusaciones de los demócratas, que recuerdan que Bush y su plana mayor manipularon los datos de los servicios secretos para recabar apoyo al ataque contra Irak en el 2003. En un discurso pronunciado ante la asociación conservadora Instituto Fronteras de la Libertad, Cheney salió de su habitual silencio para bombardear a sus críticos, a los que acusó de "deshonestos".

ARTILLERIA CONSERVADORA "Algunos de los comentarios más irresponsables vienen de políticos que aprobaron autorizar la fuerza contra Sadam Husein", recalcó el vicepresidente. "Aunque ni el presidente ni yo podemos impedir que algunos pierdan la memoria o el coraje, no vamos a quedarnos sentados mientras reescriben la historia". Desde Corea del Sur, donde se encuentra de visita oficial, Bush se apresuró a reforzar la arremetida y calificó de "irresponsables" a los demócratas.

Sin embargo, es palpable el creciente malestar de los estadounidenses con una guerra cuyo final no se vislumbra y que cada día produce más muertos y sorpresas más amargas. Por ejemplo, el reciente mea culpa del Pentágono al admitir que las tropas en Irak usaron fósforo blanco --un arma incendiaria de terribles efectos-- en el ataque contra Faluya, a finales del 2004. Los demócratas ven en este malestar la oportunidad de recuperar el control del Congreso en las elecciones legislativas del año próximo, y se han lanzado al ataque.

REAPARECE KERRY "Es difícil nombrar a un integrante del Gobierno con menos credibilidad sobre Irak que el vicepresidente Cheney", atacó ayer el excandidato a la Casa Blanca, John Kerry. El senador ponía así en el candelero los abundantes rumores que circulan por Washington sobre la caída en desgracia de Cheney, tanto por la desastrosa marcha de la guerra en Irak como por el oscuro caso Plame.

Pero fue el representante demócrata John Murtha quien se encargó ayer de responder a los ataques del vicepresidente contra su partido. "Me encantan estos tipos que logran cinco prórrogas y nunca van a la guerra, pero que envían luego gente a ella y después no quieren oír lo que hace falta hacer", clamó este demócrata conservador, exmarine y condecorado en Vietnam.

Murtha, que votó en el 2002 a favor de autorizar el ataque contra Irak, dijo que "ha llegado el momento de cambiar de rumbo" y reclamó la retirada inmediata de todas las tropas.