El presidente francés, Jacques Chirac, y el presidente norteamericano, George Bush, escenificaron ayer ante las cámaras de televisión en Evian su reconciliación, tras el enfrentamiento que protagonizaron por la guerra de Irak. Rivalizando en amabilidades, Bush y Chirac proclamaron durante el primer encuentro celebrado desde noviembre su voluntad de "trabajar juntos" y "mirar adelante", e impedir que su relación "quede prisionera del pasado".

La primera jornada de la reunión del Grupo de los Ocho (EEUU, Japón, Alemania, Francia, Italia, Gran Bretaña, Canadá y Rusia) quedó eclipsada por el esperado encuentro bilateral entre Bush y Chirac. La reunión, que duró poco más de media hora, transcurrió en un ambiente cordial y amistoso, según destacaron fuentes de ambos mandatarios.

NUEVO CLIMA

Bush agradeció a "Jacques" su "acogida calurosa" y subrayó que sus desavenencias formaban parte del pasado. "Tuvimos un periodo difícil, pero estamos de acuerdo en lograr que Irak sea un país libre y próspero". "Comprendo su posición --agregó Bush-- porque me la ha expuesto muy claramente desde el principio. Es por esto que tenemos buenas relaciones, porque somos honestos". En este nuevo clima de colaboración, Bush explicó que iba a pedir "consejos" a Chirac sobre Oriente Próximo.

Chirac destacó que la nueva resolución de Naciones Unidas (1483) ofrece "una base sólida" para trabajar juntos de cara al futuro de Irak. El presidente francés también se alineó con EEUU en su preocupación por el desarrollo del programa nuclear iraní y en la exigencia a Teherán de respetar los acuerdos internacionales.

JUNTOS EN AFGANISTAN

Como muestra del nuevo espíritu de cooperación, Chirac anunció que fuerzas especiales francesas actuarán junto a las tropas norteamericanas en Afganistán para ayudar a estabilizar el país.

Bush abandonó la cumbre del G-8 a primera hora de la tarde hacia Egipto para asistir a la cumbre de Sharm el Sheij sobre el proceso de paz árabe-israelí. Chirac se mostró comprensivo por esta anunciada partida anticipada y deseó a Bush el "mayor éxito" en sus gestiones para acelerar la aplicación del plan de paz para Oriente Próximo.

El presidente norteamericano se mostró satisfecho por los resultados de la cumbre del G-8, ya que, en su opinión, ha quedado patente la voluntad de Europa de trabajar con EEUU, en especial en la lucha contra el terrorismo y la proliferación de armas de destrucción masiva.

La cumbre de Evian acordó ayer crear un grupo de acción contra el terrorismo para reforzar y coordinar los esfuerzos internacionales para desmantelar Al Qaeda. Este grupo celebrará su primera reunión antes del 15 de julio y desarrollará ayudas regionales para reforzar las capacidades de los países para prevenir los atentados, reforzar la seguridad, privar a los terroristas de los medios para actuar y facilitar la persecución de los miembros de redes terroristas.

El G-8 reafirmó su apoyo a la Agencia Internacional de Energía Atómica y acordó desarrollar un programa para el control de los materiales radiactivos existentes en el mundo.

Los líderes mundiales efectuaron un llamamiento a todos los países para aplicar medidas efectivas que impidan que los terroristas puedan tener acceso a esos materiales radiactivos.

VIGILANCIA NUCLEAR

El G-8 urgió a Corea del Norte a desmantelar sus programas de armamento nuclear de forma "visible, verificable e irreversible, como paso fundamental para facilitar una solución pacífica y global" a la crisis creada por decisión del régimen de Pyongyang al reactivar su programa nuclear.

Los líderes del G-8 reclamaron asimismo a Irán que cumpla plenamente con sus obligaciones del tratado de no proliferación nuclear y que firme y aplique "sin retraso ni condiciones" los protocolos adicionales de la Agencia de la Energía Atómica. La cumbre ofreció a este organismo internacional su "más firme apoyo" para que efectúe un amplio y exhaustivo examen del programa nuclear de Teherán.