El presidente de Estados Unidos, George Bush, se disponía anoche a detallar la amenaza "grave y directa" que supone Irak, en su discurso sobre el estado de la unión, tras haber decidido presentar por fin las pruebas de la posesión por parte de Sadam Husein de armas de destrucción masiva, probablemente la semana próxima ante el Consejo de Seguridad de la ONU, según su portavoz, Ari Fleischer.

La Casa Blanca revelará información secreta para demostrar que Sadam tiene miles de armas químicas y biológicas escondidas en palacios, mezquitas y casas privadas, añadió el portavoz. El secretario de Estado, Colin Powell, barajaba anoche la posibilidad de acudir al consejo a presentar esas pruebas de la transgresión iraquí de las resoluciones de la ONU, para recabar apoyo a la decisión estadounidense de desarmarle por la fuerza.

ACUSACIONES Y PRUEBAS

Según reveló ayer The Washington Post, la Casa Blanca tiene pruebas de que Irak ha trasladado armas prohibidas para esconderlas antes de que llegasen los inspectores de la ONU, algo que los propios inspectores han comprobado, según subrayó Powell el lunes. "Eso es lo que los inspectores dicen, no lo que los estadounidenses dicen, pero lo corroboramos", recalcó, después de que el jefe de los inspectores, Hans Blix, acusase a Irak de no cooperar con la orden de desarme.

El secretario de Estado tiene datos de los servicios de espionaje que demuestran no sólo el escamoteo de armas biológicas y químicas por parte de Irak, sino también la adquisición de piezas para misiles de largo alcance y programas de armas nucleares mediante contrabando, según una fuente oficial. Powell también tiene datos que vinculan a Bagdad con los organizadores de los atentados del 11-S.

La Administración de Bush está volcada en una campaña nacional e internacional a favor de la guerra contra Irak, para la cual sería "deseable pero no obligatoria" una segunda resolución de la ONU que la autorice, declaró ayer Fleischer.

El general Norman Schwarzkopf, jefe de las fuerzas de EEUU en la guerra del Golfo, se inclinó por continuar las inspecciones al no haber visto pruebas convincentes que justifiquen la guerra.

Rusia, por su parte, hizo ayer un giro radical en su postura sobre Irak, al declarar que no descarta una "acción conjunta" con EEUU en caso de que Bagdad no coopere con los inspectores de desarme. Putin declaró: "Si Irak empieza a crear problemas a los inspectores, Rusia puede cambiar su posición para elaborar, conjuntamente con EEUU, unas medidas más duras en el marco del Consejo de Seguridad".