El presidente de EEUU, George Bush, trató ayer de aplacar los temores de que Irak está al borde de una guerra civil, pero reconoció que "la situación sigue siendo grave" y el país está "en el momento de la verdad". "Los días próximos serán intensos", afirmó, pero "soy optimista".

Bush dijo que sus representantes en Irak le han asegurado que los dirigentes iraquís "están decididos a detener los enfrentamientos". "Les estamos animando a superar sus diferencias políticas y religiosas, y a que formen un Gobierno que represente a todos los iraquís".