"Tengo fe en que la libertad siempre se impone al totalitarismo. La pregunta es si todos tenemos esta fe". En una cuestión de fe se ha convertido para los estadounidenses seguir a su comandante en jefe, como George Bush gusta de referirse a sí mismo, en Irak. En Cleveland, Bush defendió su estrategia en el país árabe mientras el Pentágono admite que la situación en Irak no mejora, pesos pesados de su partido exigen un cambio de rumbo, los demócratas trabajan en una nueva batería de medidas en el Congreso y las encuestas muestran que el 70% de la población quiere el regreso de las tropas.

Ayer solo se hablaba de las filtraciones del informe del Pentágono, que se presentará el domingo. Las conclusiones no son halagüeñas: la violencia sectaria y de Al Qaeda persiste y los deberes que EEUU le impuso al Gobierno iraquí están por hacer.