Justo en sentido contrario a la principal recomendación de la comisión que investigó los errores previos al 11-S, el presidente de EEUU, George Bush, firmó ayer una orden ejecutiva para ampliar los poderes del director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA). La medida, "provisional" pero de efecto inmediato, supondrá un fortalecimiento de la CIA, principal responsable de la información defectuosa sobre la que Bush apoyó su decisión de iniciar la guerra de Irak. Un conflicto en el que cometió "errores de cálculo", según admitió él mismo, por primera vez, en una entrevista en el The New York Times.

La Administración intenta justificar la ampliación de poderes del director de la CIA como "un primer paso" para crear el puesto de "director nacional de inteligencia". Mejorará nuestra capacidad de encontrar, perseguir y detener a terroristas", dijo el portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan.

Los servicios secretos llevan meses en el punto de mira por sus fracasos en el 11-S y por la guerra de Irak. El jueves, en una actitud inédita, Bush admitió que cometió "errores de cálculo sobre cuáles serían las condiciones" en la posguerra.