Tras cuatro años y medio de cerrojazo al fallecido presidente palestino Yasir Arafat, el presidente de EEUU, George Bush, recibió ayer en la Casa Blanca a su sucesor, Abú Mazen. "Ha empezado usted un viaje difícil, que cada día requiere valor y liderazgo, y haremos ese viaje juntos", destacó Bush. Como prueba de su apoyo al nuevo líder palestino, prometió que EEUU entregará 50 millones de dólares (40 millones de euros) en ayuda directa a las autoridades palestinas.

"Estos fondos se emplearán para mejorar la calidad de vida de los palestinos que viven en Gaza, donde la pobreza y el desempleo son muy altos", manifestó Bush. Los 50 millones forman parte de un total de 150 millones de dólares que el presidente ha solicitado al Congreso de EEUU para dar asistencia a los palestinos. La promesa de entregar este primer cheque de forma directa es otra forma de respaldo a Abú Mazen, ya que, hasta ahora, Washington canalizaba la ayuda a través de instituciones internacionales o de ONG.

Bush no ahorró elogios para el sucesor de Arafat y destacó su compromiso de lograr la paz y la democracia en su atormentado rincón del mundo. "Se presentó a las elecciones con un plan de paz", destacó Bush, y añadió que "Estados Unidos quiere ayudar". Además de la ayuda económica, Bush reiteró el compromiso de su Gobierno "con la Hoja de Ruta como única visión de dos estados el judío y el palestino que viven juntos".

Bush recalcó que tanto Israel como la Autoridad Nacional Palestina (ANP) deben cumplir con las obligaciones que les impone la Hoja de ruta. "Israel debe desmantelar los asentamientos no autorizados y detener la expansión de los que ya hay en Cisjordania", añadió el mandatario. Bush también hizo hincapié en que los palestinos deben poner fin a la violencia contra los israelís. El presidente informó, además, de que antes de la retirada israelí de Gaza enviará a su secretaria de Estado, Condoleezza Rice, a Jerusalén y Ramala.

CON RENOVADA CONFIANZA Abú Mazen dijo que confía en el papel que Washington pueda jugar para acabar con el sangriento conflicto tras el descongelamiento de las relaciones con EEUU. "El tiempo está convirtiéndose en nuestro peor enemigo. Debemos poner fin a este conflicto antes de que sea tarde".

El líder palestino aprovechó para denunciar el muro que Israel está construyendo para proteger su territorio. "No tiene justificación y es ilegal, como los asentamientos, así que no debemos permitirlo", subrayó.