La gestión de la guerra de Irak ha estado plagada de errores, empezando por el envío de un número insuficiente de tropas para hacer frente a la violencia. Este era el mea culpa que el presidente de EEUU, George Bush, se disponía a entonar anoche ante los ciudadanos, pero sin ceder un ápice a los llamamientos de los electores y de la oposición demócrata para que inicie la retirada del contingente militar del país árabe.

Todo lo contrario. Tras casi cuatro años de sangriento conflicto, Bush iba a anunciar anoche el envío de 21.500 soldados más, para sumarlos a los 135.000 ya desplegados en Irak. Y para su nuevo plan iba a pedir 6.800 millones de dólares (más de 5.100 millones de euros): 5.600 para el despliegue y 1.200 para financiar la reconstrucción.

DISCURSO PRESIDENCIAL "El presidente dirá muy claro esta noche que hubo errores en las operaciones anteriores, que no tuvimos suficientes tropas iraquís o estadounidenses, que las condiciones en que nuestros soldados llevaron a cabo esas operaciones fueron equivocadas", adelantó el consejero de la Casa Blanca, Dan Bartlett, horas antes del discurso, previsto a la hora de mayor audiencia, las 9 de la noche (3 de la madrugada en España). "Además reconocerá que nuestra estrategia actual no funciona", añadió otro alto funcionario republicano.

Sin embargo, tras casi tres meses de revisión de esta estrategia, Bush sigue pensando que "hay que reforzar la fuerza militar", según una fuente oficial, para materializar los nuevos objetivos que el presidente persigue en Irak. Ahora la prioridad no se centra ya en entrenar a las fuerzas de seguridad iraquís, sino en aportar garantías de seguridad a la población que padece la rampante violencia, y en enviar ayuda económica a las zonas iraquís más problemáticas, para dar ocupación a los jóvenes iraquís y evitar así que se pasen a las filas de los insurgentes.

"Los iraquís tendrán que poner más soldados", explicó también Dan Bartlett para justificar el incremento de tropas de EEUU, que será inmediato, pues los primeros soldados llegarán a Irak el lunes. La mayor parte, unos 17.500 hombres, se desplegarán en Bagdad, mientras que los 4.000 restantes irán a la provincia de Anbar, base de la insurgencia suní. Por su parte, las autoridades iraquís se han comprometido a enviar tres brigadas a la capital, una el próximo 1 de febrero y las otras dos, el 15.

Bush espera poder evaluar si su nueva estrategia para Irak funciona en agosto, mes en que las tropas de EEUU deberían poder retirarse de Bagdad. En noviembre, la Casa Blanca tiene intención de traspasar a las autoridades iraquís la responsabilidad total de la seguridad.