La suerte de Sadam Husein estaba echada desde que George Bush entró en la Casa Blanca, en enero del 2001, meses antes de que el 11-S permitiese al mandatario de EEUU usar la amenaza terrorista para justificar la invasión de Irak. Esto es lo que asegura el exsecretario del Tesoro estadounidense, Paul O´Neill, cesado por Bush hace un año por poner en duda su política fiscal.

"Desde el principio existía la convicción de que Sadam era una mala persona y tenía que irse", explicó ayer O´Neill a la cadena televisiva CBS, tras el impacto causado por comentarios suyos publicados en un explosivo libro titulado El precio de la lealtad , que describe el secretismo con el que gobierna la Casa Blanca republicana. Precisamente esta falta de transparencia es lo que movió a O´Neill a cooperar con el autor de la obra, el periodista Ron Suskind.

Según el libro, el principal tema de discusión en la Casa Blanca durante los 10 días que siguieron a la toma de posesión de Bush fue cómo ir a por Sadam. "Se trataba de encontrar una forma de hacerlo", dice O´Neill al describir los diálogos del presidente con sus colaboradores.

INCOMODIDAD O´Neill no estaba cómodo con la naturaleza preventiva que se confería al ataque contra Irak, según explicó a la CBS. "Para mí, la noción preventiva, esto es, el derecho unilateral de Estados Unidos a hacer lo que decida, es realmente un salto enorme", dijo.

Así, durante los tres primeros meses de Gobierno republicano, se estudiaron las formas de expulsar militarmente al presidente iraquí del poder y la ocupación posterior de su país. Las discusiones fueron tan amplias como para abarcar el envío de fuerzas de mantenimiento de paz a Irak, la formación de tribunales de guerra y la explotación futura de las riquísimas reservas petrolíferas del país.

Un informe secreto en posesión del autor del libro lleva como título Plan para el Irak post-Sadam , según explicó el propio Suskind a la CBS, mientras que otro documento del Pentágono, fechado el 5 de marzo del 2001 y titulado Pretendientes extranjeros a los contratos petrolíferos iraquís , menciona incluso a 30 o 40 naciones que tienen interés en el oro negro iraquí.

APROVECHAR EL 11-S Tras el 11-S, Bush aprovechó el temor al terrorismo en que los tremendos atentados sumieron a los estadounidenses para justificar la guerra contra Irak, que ya tenía planeada, bajo el argumento de que poseía armas de destrucción masiva que constituían una amenaza para EEUU y para el mundo. Tales armas no han aparecido y tampoco ha logrado probarse ninguna conexión de Sadam Husein con el 11-S.