Tras cuatro días de dejar libre el escenario electoral a su rival demócrata durante la convención nacional de este partido en Boston, el presidente Bush inició ayer una agresiva gira electoral. "Os pido el voto porque todavía hay mucho que hacer para la paz y la prosperidad", dijo Bush a la multitud que acudió a escucharle a Springfield (Misuri), primera parada del viaje que ayer siguió en Michigan y hoy en Ohio y Pensilvania.

Durante el mes que queda hasta la convención republicana, Bush y Kerry cruzarán las espadas verbales en sus mítines por toda la nación. Dado lo reñido de los comicios, el presidente se ha visto obligado a hacer campaña pasando por alto sus sacrosantas vacaciones de agosto en su rancho tejano.

LOS RESULTADOS "CUENTAN" "Cuando hay que elegir un presidente, los resultados cuentan", arengó Bush en Springfield, dando pie a una afilada respuesta de los asesores de Kerry. "Claro que cuentan", dijeron con sarcasmo, subrayando la pérdida de empleos, el astronómico coste de la sanidad, el aislamiento internacional de EEUU y el déficit presupuestario.

El déficit marcará un nuevo récord este año y llegará a 445.000 millones de dólares (400.500 millones de euros) frente a los 374.000 millones del 2003.