Un viejo enemigo (Cuba) y un país que la actualidad ha hecho coincidir con la Asamblea General de la ONU (Birmania) centraron la parte más sustancial del discurso que el presidente de EEUU, George Bush, pronunció ayer en Nueva York en la sesión inaugural del encuentro anual. Con energía, Bush afirmó que la ONU debe luchar contra las tiranías, la enfermedad, el analfabetismo y las hambrunas, pero llamó la atención que apenas hiciera referencia a la guerra contra el terror que ha marcado sus dos mandatos y a los dos países que centran hoy su agenda internacional: Irán e Irak.

Hay motivos diferentes para las omisiones. No es la ONU el mejor lugar para hablar de Irak, y menos cuando la situación en el país árabe dista de ser el paraíso democrático prometido. Bush se refirió a Irak englobándolo en un mismo paquete de países (como los territorios ocupados palestinos, Líbano y Afganistán) cuyos ciudadanos, dijo, "han pedido ayuda a la comunidad internacional" para luchar por la democracia.

BUENOS Y MALOS Estos países, o al menos sus proestadounidenses gobiernos, fueron los buenos. Los malos fueron Cuba, Birmania y Zimbabue. No incluyó a Irán, un sospechoso habitual en este tipo de discursos, y solo se refirió a Teherán en una frase que reunió a "regímenes brutales": Bielorrusia, Corea del Norte y Siria. No hay peor desprecio que la falta de aprecio, debió de pensar Bush, en una asamblea cuya estrella mediática es el líder iraní, Mahmud Ahmadineyad.

Cuba, Birmania y Zimbabue ("la actitud del régimen de Mugabe ... es una afrenta a los principios de la Declaración de Derechos Humanos") eran objetivos menos espinosos para la Casa Blanca. Sobre Birmania, Bush anunció nuevas sanciones económicas a una junta que ha impuesto "un reino del terror durante 19 años". Respecto Cuba, predijo que el régimen "de un dictador cruel se acerca a su fin", y añadió: "Mientras el país entra en un periodo de transición, la ONU debe insistir en la libertad de expresión, de asamblea y, en última instancia, en elecciones libres".

La delegación cubana abandonó en bloque la sala. "Bush es responsable del asesinato de más de 600.000 iraquís y autorizó la tortura de prisioneros en Guantánamo .... Es un criminal y no tiene autoridad moral ni credibilidad para juzgar a otro país", rezaba el comunicado oficial cubano.

Bush dedicó parte de su discurso a la Declaración Universal de los Derechos Humanos: "El pueblo americano está decepcionado por los fracasos del Consejo de Derechos Humanos. El organismo ha mantenido silencio ante la represión de regímenes desde La Habana y Caracas hasta Pyongyang y Teherán, mientras se ha centrado en una excesiva crítica contra Israel".