Decidido a emplear el capital político de su fulminante victoria militar en la guerra contra Irak, el presidente de EEUU, George Bush, lanzó oficiosamente su campaña para la reelección en el 2004 el jueves por la noche, con su triunfal y telegénico discurso desde el portaviones Abraham Lincoln .

Pero su camino está sembrado de grandes escollos, ya que ni el despliegue del poderío bélico de EEUU contra Sadam le ha impulsado en los sondeos tanto como a su padre en 1991, tras la primera guerra del Golfo, ni la economía da señales de repunte para salir de la persistente y aguda recesión en que está sumida.

"Los asesores de Bush planean convertir su liderazgo en esta guerra en el centro de su campaña para la reelección", afirmó ayer el diario The Washington Post , que trazó incluso una comparación entre las trayectorias de Bush padre y Bush hijo, por su enorme similitud. En base a un sondeo propio, este diario llegó a una conclusión pesimista para el actual inquilino de la Casa Blanca y aseguró que "Bush se ha beneficiado menos del exitoso resultado en Irak que su padre", 12 años antes.

APOYO A LA GESTION

La encuesta adjudicó al actual presidente un sólido 71% de apoyo a su gestión, pero, a pesar de ser un porcentaje elevado, es menor que el 77% alcanzado hace tres semanas, en mitad de la guerra. Más preocupante para Bush es el 68% de estadounidenses que considera pobre su actuación en el área económica. Este es su verdadero talón de Aquiles y también lo fue de su padre que, después de triunfar en Irak, fue desalojado de la Casa Blanca por el gobernador de Arkansas, el demócrata Bill Clinton, por la mala situación económica.

Pese a su derrota electoral en 1992, Bush padre gozó, tras su victoria bélica, de un mayor respaldo popular que su hijo, ya que el 55% de los ciudadanos apoyó su reelección y el 70% lo consideró capaz de hacer frente a los graves problemas del país, especialmente los económicos.

En la comparación, pierde el hijo. Incluso esgrimiendo su triunfo bélico, sólo el 37% de los consultados se inclina a votar por la reelección del actual presidente y sólo el 43% opina que podrá hacer frente a los problemas nacionales. Como resumió ayer el diario The Wall Street Journal , "incluso si Bush consigue gestionar con éxito la posguerra iraquí, sus asesores son profundamente conscientes de que la economía puede determinar sus perspectivas en el 2004, y en ese tema las señales son negativas".

LIDERAZGO EXTERIOR

"El punto fuerte de Bush está en su liderazgo en la política exterior", comentó el lobista Stephen Moore, quien, sin embargo, recordó que, durante los últimos cien años, ningún presidente ha sido reelegido si Wall Street evoluciona a la baja durante su primer mandato.

En la Casa Blanca estos avisos no han pasado desapercibidos, por lo que el principal asesor político de Bush, Karl Rove, ha diseñado ya una estrategia para la reelección, apoyada en su principal arma: su papel de "presidente guerrero" que devolvió el sangriento golpe del 11-S, como resumía ayer The New York Times . Por eso, abundaron las referencias a los atentados durante su discurso para declarar la victoria sobre Irak, que el presidente presentó como un único capítulo de la guerra contra el terrorismo.

"El discurso se orientó a usar el capital de los éxitos militares para impulsar su agenda de temas nacionales", concluyó este diario, empezando por el discutido y ambicioso recorte de impuestos con el que Bush asegura que se reactivará la economía.