Han tenido que pasar tres años y morir más de 3.000 personas para que los líderes palestino, israelí y estadounidense celebren una cumbre al más alto nivel. Ayer, en Aqaba (Jordania), Abu Mazen, Ariel Sharon y George Bush escenificaron la puesta en marcha de la Hoja de ruta y poco más, pero el simple hecho de que palestinos e israelís dialoguen es de por sí histórico. Como lo es que Abu Mazen y Sharon se comprometan en público a desarmar a los grupos radicales palestinos y a desmantelar las colonias judías, respectivamente.

No pudo la cumbre, eso sí, ocultar el hecho de que los primeros ministros palestino e israelí viajaron al Mar Rojo a regañadientes, con Bush tirándoles de las orejas a fuerza de diplomacia. Después de celebrar las respectivas reuniones bilaterales, los tres se reunieron durante 90 minutos y leyeron sus comunicados precedidos por un corto discurso del anfitrión, el rey Abdalá de Jordania.

DISCURSOS FILTRADOS

No hubo, pues, un comunicado conjunto, y los textos que leyeron, por este orden, Abu Mazen, Sharon y Bush, no sorprendieron a nadie, ya que sus contenidos habían sido filtrados. Abu Mazen hizo un llamamiento a poner fin a la "Intifada armada" y a los ataques contra israelís "en cualquier lugar", lo que implica desarmar a los grupos radicales y no atacar a colonos y soldados en Gaza y Cisjordania. Sin embargo, Abu Mazen no anunció el fin de la Intifada, y en cambio anunció que se esforzará para que los extremistas dejen a un lado la violencia.

Abu Mazen expresó su confianza en que la Hoja de ruta pondrá fin "a la ocupación por la que los palestinos han sufrido tanto", y reconoció el sufrimiento judío a lo largo de la historia. Anunció que la seguridad en los territorios estará en manos de un único cuerpo policial, y señaló que sus miembros serán los únicos autorizados para portar armas.

De seguridad empezó hablando Sharon, que recordó que su principal obligación es trabajar "por la seguridad de Israel" y que no puede haber "compromisos con el terror", una advertencia interpretada en el sentido de que continuarán las operaciones contra activistas palestinos. Sharon coincidió con Abu Mazen en que la implicación de Bush en la Hoja de ruta trae "esperanza" a la zona, y anunció el desmantelamiento de enclaves colonos no autorizados por Israel.

Sharon reconoció igualmente "la importancia de la contigüidad territorial de Cisjordania" para que el Estado palestino sea viable, pero evitó referirse a la continuidad territorial que exigen los palestinos, y no hizo referencia a una retirada militar de las ciudades palestinas, una de las exigencias de la primera parte de la Hoja de ruta que ayer palestinos e israelís se comprometieron a aplicar.

Bush tuvo palabras de apoyo para Abu Mazen --la puya inevitable a Yasir Arafat, el gran ausente--, señaló que se habían producido "importantes progresos" en la cumbre y fue el único que anunció decisiones tangibles. Por un lado, afirmó que un equipo liderado por el diplomático John Wolf controlará los progresos de las partes en la aplicación de la Hoja de ruta .

Además, declaró que EEUU "entrenará y apoyará a la reestructurada policía palestina", y reafirmó que conseguir la paz entre palestinos e israelís se ha convertido en una prioridad para su Gobierno. Nada mejor para demostrarlo que escoger a dos pesos pesados --el secretario de Estado, Colin Powell, y la consejera de Seguridad Nacional, Condolezza Rice-- como enviados especiales de la Casa Blanca.

IMPLICACION DIRECTA

No dijo Bush cómo se presionará a las partes si no cumplen con los compromisos de la Hoja de ruta , pero el jefe de la Casa Blanca es consciente de que su implicación directa es una de las claves para que el plan de paz sobreviva. De intentar matarlo ya se encargarán otros, como los radicales palestinos y los colonos judíos, que ayer coincidieron en oponerse a la cumbre.