Estados Unidos enviará a Irak 10.000 soldados más de la Guardia Nacional y ha comunicado a otros 5.000 que se dispongan a prestar el mismo servicio, en vista del fracaso del presidente estadounidense, George Bush, en lograr la aportación de fuerzas de otros países para afrontar la violenta resistencia iraquí a la ocupación. Ayer, los leales al depuesto régimen de Sadam Husein atacaron con granadas el Hotel Rashid de Bagdad, una verdadera fortaleza de las fuerzas ocupantes.

El envío de la 30 Brigada de Infantería de Carolina del Norte y la 39 Brigada de Infantería de Arkansas, con 5.000 soldados cada una, fue anunciado el viernes por el Pentágono. Estas fuerzas, que se entrenarán durante tres meses, se sumarán a primeros de año a los 130.000 militares que Estados Unidos ya tiene en Irak. Estos soldados, junto a los 5.000 de la 81 Brigada de la Guardia Nacional del estado de Washington, puede que no sean las últimas fuerzas que Bush desplaza al conflictivo país, como advirtió ayer el general Peter Pace, vicepresidente del Alto Estado Mayor.

LAS CONDICIONES

Pace explicó que las movilizaciones suplementarias dependerán de si otras naciones responden al llamamiento de la Administración de Washington para que la ayuden a soportar la pesada carga de la posguerra iraquí y de la rapidez con que se pueda entrenar a los militares iraquís para que se hagan cargo de la pacificación de su país.

Actualmente hay dos divisiones internacionales en Irak, dirigidas por Gran Bretaña y Polonia, y EEUU se esfuerza en lograr que se constituya una tercera. Sin embargo, los potenciales contribuyentes a este contingente, como la India o Rusia, han dejado claro que no aportarán soldados sin una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, por la que la Casa Blanca lleva batallando desde agosto. "Hacia finales de octubre o principios de noviembre movilizaremos a las fuerzas suplementarias que necesitemos para relevar a las de Irak si no tenemos la seguridad de que se formará una tercera división", explicó Pace.

POPULARIDAD, A LA BAJA

La sangrienta y costosa ocupación de Irak ha hecho caer en picado la popularidad de Bush. Estos reveses también pesan sobre su secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, cuya dimisión exigen algunos de los aspirantes demócratas a la Casa Blanca, como el exgobernador de Vermont, Howard Dean, que arremetió contra "su dinámica de mentiras" sobre Irak y su fracaso en la planificación de la posguerra.

Ayer, la resistencia perpetró su segundo ataque contra un hotel de Bagdad en tres días. El objetivo elegido fue la planta 14 (la última) del Hotel Rashid, un símbolo de la ocupación norteamericana. El pasado jueves, un artefacto explotó en el Hotel Aike, donde se alojaba un equipo de la cadena de televisión norteamericana NBC. El Ejército de EEUU anunció ayer que investigará el tiroteo del viernes en Faluya, en el que cuatro civiles murieron por los disparos norteamericanos.