Las rápidas y contundentes réplicas de los responsables del Pentágono y del Departamento de Estado al triple veto en el seno de la OTAN, que ayer sacudió los cimientos de la Alianza a cuenta de Turquía, muestran sin duda que el presidente norteamericano, George Bush, mantiene su calendario bélico para una inminente guerra en Irak, a pesar del eje que París, Berlín y Moscú han forjado para evitar el conflicto armado.

El secretario de Defensa de EEUU, Donald Rumsfeld, no sólo advirtió a Francia, Alemania y Bélgica de que cometieron un error --al oponerse a que se empiecen a aplicar mecanismos prebélicos en territorio turco--, sino que sentenció el resultado de la división interna atlantista: "Lo que esto significa es que tres países europeos están aislados del resto de la OTAN. Dieciséis países --dos norteamericanos y 14 europeos-- no están de acuerdo con esos tres países". Además, poco futuro tiene esa resistencia aliada, ya que el ataque a Irak no se aplazará "porque, si es preciso, seguiremos adelante con los planes desde fuera de la OTAN".

"OBLIGACION"

También el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, presionó ayer a los aliados díscolos, recordándoles que "tienen la obligación de auxiliar a un miembro de la OTAN que pide ayuda". Ciertamente, tras los vetos, Ankara apeló al artículo 4 que dispone la asistencia mutua cuando uno de los miembros es amenazado. Sin embargo, el argumento de que Turquía está en peligro es difícil de sostener, cuando tropas turcas ocupan parte del norte de Irak.

En realidad, Washington está claramente preparando el terreno para invadir Irak, escudándose en que ese país podría responder a la ofensiva norteamericana contratacando en Turquía. Una estrategia muy en consonancia con la doctrina de la "guerra preventiva", que franceses, alemanes y belgas rechazan porque consideran que mina las escasas posibilidades de hallar una salida pacífica a la crisis.

Bush se enfrenta a una más que intensa campaña diplomática contra la guerra del presidente francés, Jacques Chirac, y del canciller alemán, Gerhard Schröder, quienes han logrado poner totalmente de su lado al presidente ruso, Vladimir Putin. La declaración conjunta rubricada ayer no ofrece muchas nuevas ideas. Es casi tanto como advertir a Washington de que, por el momento, no logrará una nueva resolución que dé luz verde al uso de la fuerza militar contra Irak.

´HALCONES´ PREOCUPADOS

El eje antibélico ruso-franco- alemán es más preocupante para los halcones del Pentágono que la propia división de la OTAN, como se demostró con el retraso de la respuesta oficial de EEUU a esa declaración, en la que se reprochan veladamente los desplantes de Rumsfeld: "Este debate debe continuar en el espíritu de amistad y de respeto que caracteriza nuestras relaciones con EEUU y con otros países".

Esos halcones están también ocupados en desestimar cada una de las concesiones del régimen de Sadam, como el de permitir que aviones espía norteamericanos U-2 sobrevuelen Irak en apoyo de los inspectores. Y la posterior matización de Sadam --alegando que simultáneamente deberían cesar los casi diarios ataques aéreos de EEUU y el Reino Unido-- permitirá que el Pentágono aduzca que su cesión no es incondicional.

INCIDENTES POR PIQUE

Entretanto, la creciente tensión internacional tiene un crispado reflejo en España. Ayer, dos personas resultaron heridas en el tumulto que se originó cuando unos 300 estudiantes antibelicistas de la Universitat Pompeu Fabra abuchearon a Josep Piqué. La postura abiertamente pro-Bush de Aznar se pondrá a prueba mañana en la cumbre hispano-alemana que el presidente celebrará en Lanzarote con Schröder.

Pero donde de verdad los líderes europeos tendrán que afrontar la división que los planes de guerra han causado entre ellos, será en la cumbre extraordinaria de la UE que ha propuesto la presidencia griega para el lunes.