George Bush está dispuesto a hacer avanzar la Hoja de ruta para Oriente Próximo. Ayer, tras recibir por primera vez en la Casa Blanca al primer ministro palestino, Abu Mazen, el presidente de EEUU aumentó claramente la presión sobre Israel al asegurar que "todas las actividades de asentamientos deben detenerse y el muro (que Israel asegura estar construyendo para su defensa) debe caer". Horas antes, el primer ministro israelí, Ariel Sharon, anunció una serie de medidas para acercarse a las demandas palestinas.

Las reclamaciones de Bush fueron muestra del compromiso del presidente de EEUU con el plan de paz trazado para Oriente Próximo. Fueron también un intento de mostrar su apoyo a la figura de Abu Mazen, especialmente si se contraponen los elogios de Bush a "gente que cumple su palabra" con las descalificaciones que marcaron su gélida relación con Yaser Arafat.

Mientras, en la aldea de Barta, distrito de Yenin, un niño palestino de tres años murió ayer al ser alcanzado el coche en el que viajaba por los disparos de un soldado israelí desde un puesto de control del muro de la vergüenza.