El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, se encuentra muy preocupado por la escasez de alimentos en el mundo y ha pedido a su Gobierno que examine modos en que Washington puede ayudar a combatir el problema. Según expresó hoy la portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino, el presidente "está muy preocupado y cree que los países (más favorecidos) tienen la responsabilidad de ayudar a los que lo necesitan".

Bush, que se reunió hoy con su Gabinete, planteó el asunto en ese encuentro y "ha pedido al Departamento de Estado y la Agencia de Ayuda al Desarrollo que examinen lo que se puede hacer a corto plazo". "Estamos en el proceso de ver modos para satisfacer algunas de las necesidades alimentarias de algunos países, más allá de lo que ya se ha provisto", agregó la portavoz. Una de las posibilidades que se estudian es comprar los alimentos que se destinan a programas de ayuda humanitaria en lugares más cercanos a allí donde se entregan, para reducir los costes y tiempos de transporte, explicó Perino.

Las declaraciones de la portavoz se producen después de que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) alertasen el domingo en Washington al concluir su reunión semestral sobre el fuerte aumento de los precios de los alimentos en todo el mundo. En la rueda de prensa del cierre de la reunión, el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, alertó de que la escalada de los precios -un 48 por ciento desde finales de 2006, según el FMI- "podría agravar la pobreza de 100 millones de personas".

A su lado, el director gerente del Fondo, Dominique Strauss-Kahn, advirtió de que "lo que está en juego es la estabilidad política de muchos países". Es algo que ha quedado patente en Haití, donde cayó el sábado el gobierno del primer ministro, Jacques Edouard Alexis, censurado por el Senado tras unos disturbios por la carestía de los alimentos, que han causado por lo menos cinco muertes.