Dolor, recuerdo y campaña. El tercer aniversario de los atentados del 11-S se celebró ayer a menos de dos meses de las elecciones presidenciales en EEUU, y tanto el mensaje del presidente, George Bush, como el de su rival demócrata, John Kerry, demostraron la importancia que la trágica fecha tendrá en las urnas. Bush, en un discurso radiado en directo desde la Casa Blanca, repitió el mensaje que centra su campaña: "Estados Unidos está decidido a seguir en la ofensiva y perseguir a los terroristas donde sea que entrenen, duerman o intenten echar raíces".

Kerry, en su intervención semanal de los sábados, hizo la misma promesa: "Somos una sola América en nuestra determinación inflexible de defender nuestro país y encontrar y capturar a los terroristas antes de que ellos lleguen a nosotros".

DISCURSO DE CAMPAÑA El discurso de Bush fue una reiteración de los mensajes que pronuncia en campaña. "Venceremos al enemigo", señaló. "EEUU está decidido a salvar nuestro suelo de futuros ataques", continuó. "El mundo es más seguro que hace tres años, aunque aún no estamos seguros", añadió después, citando el informe de la comisión que investigó los errores que permitieron los atentados.

Bush también aprovechó su discurso semanal para hablar de lo que considera como progresos en la lucha antiterrorista, los mismos que utiliza como argumentos para su reelección. "Más de tres cuartos de los miembros clave y socios de Al Qaeda han sido detenidos o matados", dijo. Más adelante reiteró que "Estados Unidos está decidido a extender la libertad en Oriente Próximo", uno de los argumentos sobre el que basa la intervención militar en Irak. Además, aseguró que esa campaña militar es "un trabajo difícil pero también histórico y esencial".

Aunque la política latía con fuerza en algunos discursos de ayer, para las familias de los 2.973 muertos fue un día de reencuentro con el dolor.

RUMSFELD, EN WASHINGTON En Washington, la ceremonia por los fallecidos en el Pentágono tuvo lugar en el cementerio de Arlington, donde acudió el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld. En Pensilvania, fue Tom Ridge, cabeza del Departamento de Seguridad Interior, el que acompañó al millar de personas congregadas para homenajear a las víctimas del vuelo 93.

Pero el centro de los homenajes volvió a estar en Nueva York, donde 2.749 personas murieron en el ataque a las Torres Gemelas hace tres años. Aunque la asistencia de familiares a la Zona Cero fue menor este año --que puede ser el último en el que desciendan hasta las huellas huecas dejadas por las torres--, el gobernador del Estado, George Pataki, reiteró el compromiso de la ciudad para recordar. "No vamos a olvidar. El 11-S nunca va a convertirse en otro día más".

El acto central, la lectura de los nombres de los fallecidos, fue protagonizada por padres y abuelos de los muertos, a los que precedió el discurso del alcalde, Michael Bloomberg.