El mapa militar trazado por Washington para el Irak de posguerra se concreta. EEUU piensa dividir el país en tres sectores, cuyo control compartirá con el Reino Unido y Polonia. Al menos seis países, incluyendo España, aportarán tropas para aplicar el "plan de estabilización", del que quedan fuera Francia, Alemania y Rusia. Washington tampoco considera a las Naciones Unidas para funciones de mantenimiento de paz y le reserva sólo un papel en cuanto a ayuda humanitaria.

Según el plan, las tropas bajo el mando del general Tommy Franks quedarán encargadas del control de Bagdad y de sus alrededores. Los británicos se responsabilizarán del sur de Irak. Su centro de mando estará en Basora y contarán con una brigada propia y, posiblemente, tropas de otros países, incluyendo las de España e Italia. Polonia mandará en la tercera división, para la que contará con sus soldados y los desplegados por diversos países, entre ellos Ucrania, Dinamarca, Holanda y Bulgaria.

NUEVA REUNION

El plan para ese despliegue fue el centro de una reunión entre estadounidenses y británicos en Bagdad y también se trató en la conferencia inicial sobre operación de estabilización celebrada esta semana en Londres, en la que además participaron otros 14 países. Las autoridades de Francia y Alemania no fueron invitadas pero sí recibieron información sobre el encuentro. Una segunda reunión se celebrará el jueves o el viernes y en ella participarán representantes de la Unión Europea, según se confirmó ayer en la cumbre de ministros de Asuntos Exteriores de la UE en Rodas. También se prevé una reunión en Varsovia más adelante este mes.

La puesta en marcha de este plan de estabilización permitiría a EEUU comenzar el repliegue de parte de sus tropas. Sin embargo, los militares asumen que ese repliegue --que aspira a dejar en cerca de 100.000 el número de efectivos estadounidenses en Irak para el otoño-- dependerá del establecimiento de un Gobierno iraquí de transición, algo que calculan podría pasar en dos meses.

Los ministros de Exteriores de la UE minimizaron los riesgos de divisiones planteadas por el proyecto norteamericano de crear una fuerza de estabilización al margen de la ONU. "No lo hemos sentido como un tema de división", declaró el jefe de la diplomacia griega, George Papandreu.