Se intensifica el choque entre el presidente de EEUU, George Bush, y los congresistas, tanto demócratas como de su propio partido, que se oponen a sus planes para Irak. Ayer, Bush retaba a los legisladores a través de los medios de comunicación, mientras la Cámara de Representantes mantenía vivo por segundo día el encendido debate sobre Irak, que casi con toda seguridad acabará el viernes con una resolución no vinculante que criticará la decisión del presidente estadounidense de enviar 21.500 soldados más al conflicto.

En una rueda de prensa, Bush aceptaba el debate, pero urgía a los congresistas a aprobar el presupuesto necesario para mantener la misión en Irak. Veladamente, acusaba a quienes bloqueen esa financiación de antipatriotas que ponen en riesgo la seguridad militar. "¿Es necesario apoyar la guerra para apoyar a los soldados?", le preguntó un periodista. "No, en absoluto --reconoció--. Pero la prueba de que se apoya a los soldados será darles el dinero necesario para que lleven a cabo su misión".

FRUSTRACION Y ENFADO El presidente no ocultaba ni en sus palabras ni en su tono cierta frustración por el cuestionamiento de sus propuestas y protestaba porque los legisladores no den el plazo suficiente a su plan para demostrar si funciona o no. A los congresistas les recordó que sus debates son seguidos por el pueblo, las tropas y sus familias, y por gente de fuera de EEUU, incluyendo sus "enemigos".