Bush derrocha optimismo. El presidente de EEUU aprovechó ayer su estancia en Kuwait, tercera escala de su viaje por Oriente Próximo, para reafirmar su intención de reducir el número de soldados estadounidenses desplegados en Irak. El mandatario aseguró que el plan de repliegue diseñado por Washington en septiembre, que supone sacar del país árabe a unos 30.000 hombres antes del verano, está en marcha. "Estamos en el buen camino. La esperanza está volviendo a Bagdad", afirmó ante miles de soldados en la base de Arifyán.

Bush recordó que la violencia se ha reducido "significativamente" en Irak y atribuyó esta mejora a la decisión tomada hace medio año de reforzar las tropas destinadas en el país. Gran parte de los militares llegados, un total de 30.000, se desplegaron en la capital para frenar la violencia sectaria. Además del refuerzo militar, Washington mantiene una política de acercamiento a grupos tribales sunís que se oponen a las acciones terroristas de Al Qaeda y grupos afines.

El presidente, sin embargo, obvió recordar que el 2007 ha sido el año más mortífero para las tropas de su país, con más de 900 muertos, lo que sitúa en cerca de 4.000 los militares de EEUU fallecidos desde que estalló la guerra, en marzo del 2003, una cifra que pesa sobre las filas republicanas en este largo año electoral.

MENSAJE A SIRIA E IRAN Bush sí advirtió de que el repliegue solo se producirá si la situación de seguridad sigue mejorando, y dejó la decisión en manos de los militares. De producirse, la cifra de soldados que permanecerían en Irak sería la misma que tenía EEUU antes del verano, poco más de 130.000. También volvió a arremeter contra Irán y Siria, a los que acusó de desestabilizar Irak. A Teherán, por apoyar a las milicias chiís, y a Damasco, por permitir la entrada de "terroristas".