La profunda insatisfacción de los estadounidenses con los tres años y medio de catastrófica guerra en Irak destruyó ayer como un tornado la férrea mayoría de la que disfrutaba el Partido Republicano del presidente de EEUU, George Bush, en la Cámara de Representantes desde hace 12 años. Además, la marea demócrata provocó la fulminante dimisión del secretario de Defensa, el neocon Donald Rumsfeld, brazo ejecutor de la impopular política de Bush en Irak.

"Rumsfeld y yo coincidimos en que a veces es bueno tener una perspectiva nueva", dijo el presidente en una rueda de prensa, donde también aseguró que la salida del controvertido jefe del Pentágono después de seis años en el cargo llevaba tiempo discutiéndose y no está directamente relacionada con el resultado electoral. El presidente anunció el nombramiento de Robert Gates, exdirector de la CIA con el presidente Bush padre, para sustituir a Rumsfeld. Gates tendrá que ser confirmado en su cargo por un Senado que, posiblemente, tendrá también mayoría demócrata.

PENDIENTES DE VIRGINIA Esta mayoría, que arrebataría completamente el Congreso a los republicanos, solo dependía ayer de la adjudicación de un escaño en Virginia, donde el candidato demócrata, James Webb, aventajaba a su rival republicano por apenas 7.000 votos.

Al tratarse de una ventaja mínima, la confirmación de Webb se retrasará hasta el 27 de noviembre y puede después ser impugnada por los republicanos. De hacerlo, resucitarán el fantasma de los interminables recuentos de votos en Florida, que en los comicios del 2000 retrasaron cinco semanas la adjudicación de la Casa Blanca, finalmente concedida a Bush por el Tribunal Supremo.

Washington amaneció ayer con un completo cambio del equilibrio político que ha permitido a Bush gobernar como un monarca absoluto asesorado por su equipo de neocons , en sus seis años de mandato. En la Cámara de Representantes, bastión de su partido desde 1994, los demócratas arrasaron y lograron al menos 228 escaños frente a los 196 republicanos (anoche faltaban 11 por adjudicar). Y en el Senado, la oposición consiguió también 50 de los 100 escaños, con la mayoría al alcance de la mano gracias al estado de Virginia. Los demócratas avanzaron también en los cruciales cargos de gobernador, pues ganaron seis, incluyendo los de estados como Nueva York y Ohio, vitales cara a las presidenciales del 2008.

MENSAJE DIAFANO El mensaje de los votantes a Bush fue diáfano: Queremos un cambio en Irak. Bush dio muestras de haberlo entendido al reconocer su "gran parte" de responsabilidad en el retroceso electoral de los republicanos a consecuencia de su política en Irak. Pero voces de su propio partido, como la de la senadora Olympia Snowe, reelegida en Vermont, y figuras en alza de los demócratas, como Nancy Pelosi, próxima presidenta de la Cámara de Representantes, se lo recordaron. "No podemos seguir por este camino catastrófico, necesitamos una nueva dirección en Irak", recalcó Pelosi. "Tiene que haber cambios, y este es un mensaje que debería haber sido enviado a la Casa Blanca mucho antes", coincidió Snowe.

El fuerte revolcón electoral sufrido por los republicanos ha brindado a los demócratas las armas necesarias para iniciar una ambiciosa ofensiva centrada en arrebatar la Casa Blanca a los republicanos en el 2008.