El presidente de EEUU, George Bush, dejó pasar tres días para hacer su interpretación del informe del Grupo de Estudio de Irak. Una interpretación en la que ignoró los fallos de su Gobierno en el manejo de la guerra y destacó aquellas partes que, según él, ratifican su postura. En concreto, se refirió a que una retirada precipitada de los militares sería aún más desastrosa, tanto para Irak como para EEUU, que la situación actual.

Bush eligió su discurso semanal de radio, que llega a todos los rincones del país, para volver a maquillar la realidad. No dedicó ni una sola frase a las críticas recogidas en el llamado informe Baker sobre la mala planificación de su Gobierno, ni a las recomendaciones más importantes, como la necesidad de entablar un diálogo con Siria e Irán.

DESASTROSAS CONSECUENCIAS También interpretó a su manera la recomendación de retirar a las tropas para inicios del 2008. "Me siento alentado porque el informe es claro en cuanto a las consecuencias de una retirada precipitada de Irak", dijo el mandatario, citando textualmente un párrafo en el que la comisión advierte: "Si nos retiramos y aumenta el caos, las consecuencias podrían exigir el regreso de EEUU al país árabe".

Bush destacó que "el informe comprende la necesidad de hacer las cosas bien en Irak", y prefirió sacar un mensaje positivo del documento: "Que el éxito en Irak es importante y es posible". El presidente republicano no pasó por alto que el informe respalda explícitamente la meta fijada por la Casa Blanca: lograr un Irak que pueda gobernarse y defenderse por sí mismo, algo que "llevará mucho tiempo".

Bush también se apoyó en su fiel aliado, el primer ministro británico, Tony Blair, con quien se reunió el jueves. Lejos de reconocer, como hizo esta semana en la rueda de prensa conjunta, que las cosas van mal en Irak, Bush destacó el diagnóstico del premier británico sobre la espiral de violencia. "Según Blair, la violencia no es un accidente ni el resultado de una mala planificación, sino una estrategia deliberada de grupos extremistas y una alianza entre Al Qaeda con milicias sunís y de Irán con los chiís", denunció.

Bush anunciará sus planes para Irak en un discurso antes de Navidad y, aunque ha dicho que considerará las 79 recomendaciones del informe Baker , los demócratas lo dudan. También se lo preguntan medios estadounidenses como Los Angeles Times : "El presidente ha repetido estos días que cree necesario un nuevo enfoque en Irak. Otro asunto es cuál será ese enfoque". The New York Times dedicó otro duro editorial a Bush: "No nos confundamos. El informe es una contundente acusación del fracaso de Bush en Irak y en Washington. Pero sus recomendaciones son lo suficientemente vagas como para permitir al presidente presentarlo como la nueva estrategia de la que sus ayudantes hablan, en lugar de como un calendario para la retirada de los militares, algo que no contempla".

Por su parte, el ministro de Exteriores iraní, Manuchehr Mottaki, dijo ayer que su país solo mantendrá conversaciones con EEUU si Washington anuncia los planes para la retirada. En este sentido, su homólogo iraquí, Hoshiyar Zebari, subrayó que Siria e Irán exigirán contrapartidas si ayudan a EEUU en Irak. "Ningún país ofrecerá sus servicios de forma gratuita. ¿Cuál será el precio?", se preguntó.