El presidente de Estados Unidos, George Bush, recibió anoche en su residencia de descanso de Camp David a su homólogo ruso, Vladimir Putin, para una cumbre de dos días que estará dominada por la posguerra en Irak y el supuesto programa de Irán para hacerse con una bomba atómica.

Aunque Putin se opuso a la guerra contra el régimen de Sadam Husein, Bush tratará de convencerle para que contribuya a la costosa reconstrucción iraquí. También abogará para que suspenda la construcción de un reactor nuclear en Irán ya que, según Washington, podría emplearse para fabricar armas nucleares en lugar de destinarse a usos pacíficos como esgrime Teherán.

EL NEGOCIO ATOMICO

Moscú se ha mantenido firme en seguir con la construcción del reactor, y Putin incluso respondió a las presiones de la Casa Blanca afirmando, este sábado, que disponía de pruebas que demuestran que hay compañías occidentales que también están trabajando en el sector atómico iraní.

Irak será, sin embargo, el tema prioritario para ambos presidentes, ya que Rusia, socio del frente pacifista junto a Francia y Alemania, recibió con frialdad la propuesta de resolución presentada por EEUU. En la iniciativa se plantea el envío de tropas internacionales y ayuda para la posguerra iraquí.

Aunque Putin se mostró conciliador en su discurso del jueves ante la Asamblea General de la ONU y declaró que está dispuesto a enterrar sus diferencias con Washington en pro de la estabilidad y seguridad iraquís, también recalcó que las Naciones Unidas han de desempeñar un "papel real" en la posguerra iraquí, a lo que, por ahora, EEUU se muestra remiso.