El presidente de Estados Unidos, George W.Bush, se va de la cumbre del G8 sin determinar un límite obligatorio a las emisiones de CO2, pese a los apremios de la Unión Europea, aunque hizo concesiones respecto al proceso de negociación.

La canciller alemana, Angela Merkel, calificó el acuerdo del G8 como "un éxito" y en los mismos términos hablaron el francés Nicolás Sarkozy, el británico Tony Blair, y el italiano, Romano Prodi. Pero a pesar de la exhuberancia europea, Bush no aceptó la demanda principal que le llegaba de Berlín y Bruselas: que Estados Unidos suscribiera el compromiso de impedir que la temperatura terrestre suba más de 2 grados centígrados, como máximo. En términos prácticos, esto requiere reducir a la mitad las emisiones de gases que ocasionan el efecto invernadero hasta el año 2050.

Washington aceptó que el documento final de la cumbre diga que los miembros del G8 "considerarán seriamente" esta meta. Pero el Consejero de Seguridad Nacional, Stephen Hadley, dejó claro tras el acuerdo que no se trata de un límite de cumplimiento obligatorio. Hadley dijo que hay diferentes propuestas "de objetivos a largo plazo a las que se aspira", presentadas por distintos países, pero precisó que en la cumbre el G8 "no ha escogido una meta" entre todas ellas.

Estados Unidos sí se plegó a los deseos de los otros miembros del grupo al aceptar que la declaración final diga que la ONU es el "foro apropiado para negociar acciones mundiales futuras sobre el cambio climático". No es que Washington hubiera expresado su oposición a este punto, sino que Bush nunca habló de Naciones Unidas cuando propuso que los 15 países que contaminan más iniciaran unas negociaciones para determinar una meta mundial, por lo que se interpretó como un proceso alternativo.

Algunos países temían que esas conversaciones lideradas por Estados Unidos, que pretendían culminar con una meta a finales del próximo año, socavaran las negociaciones de la ONU sobre un acuerdo que sustituya al Protocolo de Kioto, que vence en 2012.

En Heiligendamm, Estados Unidos ha aceptado que su propuesta "se encaje en el contexto de la ONU", como explicó el viceconsejero de seguridad nacional para asuntos económicos intenracionales, David McCornyck. A cambio, los ocho validaron el proceso que quiere iniciar Bush, como se manifiesta en el documento.

El cambio climático, "un desafío"

En realidad, el presidente de Estados Unidos hizo las mayores concesiones antes de poner el pie en el Air Force One para que le trajese a Europa, y no fue por la presión de los aliados. Bush comenzó su mandato en 2001 con una actitud abiertamente hostil al control climático. Retiró la firma de su antecesor, Bill Clinton, del Protocolo de Kioto y no mencionó el calentamiento global durante 6 años.

Dio el primer signo de su conversión, de lastre de proceso negociador a querer liderarlo, como ha dicho, en el discurso sobre el Estado de la Unión a principios de este año, cuando reconoció por primera vez que el cambio climático es "un desafío". La semana pasada aceptó la idea de poner límite a las emisiones, justamente lo que el Protocolo de Kioto hizo y que Bush había rechazado de plano.

Fue en ese discurso cuando presentó su idea de reunir a los quince países más contaminantes alrededor de la misma mesa, incluyendo a India y China. El G8 aceptó a instancias de EEUU que el documento diga que los países en desarrollo deben acceder a recortes de emisiones de CO2. Las naciones emergentes, que producen menos contaminación per cápita que las industrializadas, habían quedado fuera del Protocolo.

Bush ha justificado su cambio de opinión en base a los avances de la ciencia y en demostrar que efectivamente hay alteraciones en el clima y que la culpa la tiene el ser humano. Su actitud también tiene que ver con una nueva opinión pública, según los expertos.

Ante la pasividad del gobierno federal, algunos Estados han establecido controles para limitar la contaminación y algunas empresas han pedido a Bush que establezca topes. Además, el ex vicepresidente Al Gore ha ganado un oscar con una película que denuncia el calentamiento global.