La reelección del presidente de EEUU, George Bush, está en peligro ante la debilitada economía del país y la caótica posguerra de Irak. Es la clara advertencia de los sondeos más prestigiosos, que sitúan al presidente en el punto más bajo de respaldo a su gestión, mientras arrecia el escándalo de las torturas a presos iraquís y la Casa Blanca ha pedido más fondos al Congreso para mantener una guerra cada vez más impopular.

"Bush está siguiendo más la trayectoria de los tres presidentes que acabaron perdiendo el cargo que la de los cinco que fueron reelegidos", declaró a The Washington Post el experto en sondeos Frank Newport, de Gallup, comparando al actual inquilino de la Casa Blanca con sus predecesores desde la segunda guerra mundial. En ese tiempo, ningún presidente con menos de un 50% de apoyo popular a seis meses de las elecciones fue reelegido.

COSTE INGENTE DE LA GUERRA Ahí está el problema de Bush, porque Gallup cifra ya en sólo un 46% el apoyo a su gestión, coincidiendo con el prestigioso Pew Reseach Center, que la sitúa por debajo (44%), cuando faltan seis meses para los comicios de noviembre. Ambas encuestas relacionan la caída del apoyo a Bush a su gestión de la crisis iraquí y de la economía. Sobre Irak, por vez primera, el 54% de estadounidenses creen que la guerra no vale la pena, ante el ingente coste en vidas y fondos.

Ya son 766 los caídos en la guerra y el desembolso económico roza los 160.000 millones de dólares (unos 135.000 millones de euros o 22,5 billones de pesetas). El Comité de Fuerzas Armadas del Senado ha exigido a Paul Wolfowitz, subsecretario de Defensa, los detalles específicos que justifican la necesidad de otros 25.000 millones más solicitados por el Pentágono, a los que se sumará un cifra similar a finales de año. El Congreso estima que, al final del 2005, EEUU habrá volcado en la guerra de Irak más de 220.000 millones.

Bush está capeando como puede el temporal y, como admiten sus asesores a The New York Times , lo peor que puede hacer ahora es "mostrar alguna debilidad". Por ello, la Casa Blanca ha cerrado filas en torno al secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, cuya dimisión se pide a gritos dentro y fuera de EEUU. Un grupo de manifestantes contra la guerra escenificó el jueves, ante la casa de Rumsfeld en Washington, algunos de los actos de torturas que han aparecido en las fotos de la prisión de Abú Graib.

CONVENCION DE GINEBRA Wolfowitz y el general Peter Pace, vicejefe del alto Estado Mayor, reconocieron el jueves que los malos tratos violan la Convención de Ginebra, pero aseguraron que no estaban al tanto de que los duros métodos de interrogatorio aprobados por el Pentágono para la cárcel de su base en Guantánamo (Cuba) se aplicasen también en el país árabe.

En Irak, Paul Bremer, administrador provisional, sugirió que la coalición podría abandonar el país en julio si se lo pide el Gobierno soberano iraquí.