La ciudad de Kirkuk, al norte de Irak, sufrió ayer una oleada de atentados con explosivos que acabó con la vida de al menos 86 personas. El más sangriento se registró cerca de la sede de la Unión Patriótica del Kurdistán (UPK), el partido del presidente iraquí, Yalal Talabani. La ofensiva terrorista se produce a pocos meses de un referendo para decidir el futuro de esta ciudad. En Bagdad, varios ataques se saldaron con la muerte de 11 iraquís.

En total se registraron tres atentados en Kirkuk. El primero, a mediodía. Un suicida hizo estallar un camión con cuatro toneladas de explosivos junto al muro que protege la sede del UPK. Parte del techo del edificio se desplomó y varias casas se vinieron abajo. Las autoridades cifraron en al menos 85 los muertos y en 180 los heridos. Unos 20 coches y un autobús lleno de gente fueron pasto de las llamas.

Unos 20 minutos después, otro coche bomba explotó junto a un mercado y una estación de autobuses, produciendo dos heridos. El tercer atentado mató a un policía. Las fuerzas de seguridad desactivaron un cuarto coche junto a un hospital.

Kirkuk se ha convertido en los últimos meses en escenario de atentados. Los terroristas centran sus ataques lejos de Bagdad, reforzada con la llegada de 20.000 soldados estadounidenses. Además, Kirkuk, rica en petróleo, está en el centro de un gran debate político. Antes de fin de año está previsto celebrar un referendo sobre la incorporación o no de Kirkuk a la Región Autónoma del Kurdistán.