A 12 días de cumplirse el tercer aniversario del peor atentado de la historia de Indonesia --que el 12 de octubre del 2002 causó 202 muertos en Bali--, el zarpazo del terrorismo integrista volvió a sacudir ayer la conocida como "isla de los Dioses". Una treintena de personas fallecieron y un centenar resultaron heridas en una explosión en cadena de tres bombas en los centros turísticos de Jimbaran y Kuta. Varios extranjeros figuran entre las víctimas de este atentado, que, según los expertos, sólo pudo ser obra de la organización Jema Islamiya, considerada el brazo de Al Qaeda en el Sureste Asiático.

Tres explosiones sincronizadas golpearon Kuta y Jimbaran cuando pasaban pocos minutos de las 8.00 de la noche (hora local), y cuando ambos centros de ocio estaban atestados de gente. Un australiano, un japonés y un europeo se encuentran entre las víctimas mortales identificadas en el tanatorio del Hospital Sanglah, el mayor de la isla indonesia, que se colapsó por el aluvión de heridos, muchos de ellos también extranjeros: australianos, surcoreanos, estadounidenses y japoneses.

En medio de la confusión, algunas fuentes hablaban de 25 muertos en total. Pero un miembro de la embajada francesa, que visitó varias hospitales, elevó a 32 la cifra de víctimas mortales.

PLAYA DE SURFISTAS La explosión más potente ocurrió en el Café Raja, en Kuta, playa donde se dan cita surfistas de todo el mundo y también centro de ocio nocturno. El local quedó destrozado y los cristales de todo el edificio saltaron por los aires, causando heridas de gravedad a numerosos transeúntes. "Había gente tirada en las calles con heridas graves, sangre corriendo por la calle", explicó un testigo.

En la playa de Jimbaran, dos bombas estallaron a la vez a tan sólo 200 metros de distancia en dos restaurantes repletos de turistas, quienes abandonaron la zona corriendo en busca de un refugio seguro. Poco más tarde, la policía descubrió otros siete artefactos explosivos enterrados entre la arena. La tragedia pudo haber sido mayor.

El presidente de Indonesia, Susilo Bambang Yudhoyono, condenó los atentados y anunció su desplazamiento a Bali para supervisar las investigaciones. "Es obvio que esto es un acto terrorista porque ha sido indiscriminado y cometido en sitios públicos", declaró.

AMENAZA LATENTE Ninguna organización se atribuyó los ataques, pero todos los expertos apuntan ya la organización integrista radical Jema Islamiya. Más de 30 militantes de la organización han sido detenidos desde el gran atentado del 2002 y el Gobierno indonesio reconoció la semana pasada que pese a estar debilitada, Jema Islamiya aún representa una amenaza.