La Guardia Civil y la Policía Nacional han desarticulado una red dedicada al cultivo y exportación de marihuana a Reino Unido, a través de empresas de mensajería, con 31 detenidos, la mayor parte de origen chino, y la incautación de 30.000 plantas de marihuana repartidas en 15 plantaciones de interior.

Se trata de una operación conjunta de ambos cuerpos con funcionarios de la Agencia Tributaria, en la que se han practicado 21 registros simultáneos en naves industriales y casas de lujo repartidas en 8 provincias -Vizcaya, Burgos, Valladolid, León, Zamora, Salamanca, Madrid y Guadalajara- que se acondicionaban para instalar los cultivos.

En la fase previa de la operación, los agentes intervinieron 6.500 plantas en dos viviendas y una nave industrial, y se incautaron de 36.700 gramos de marihuana listos para el consumo. Más adelante, ya durante la operación en sí, aprehendieron 22.000 plantas de marihuana, 45.000 euros, una pistola semiautomática del calibre 9 milímetros, 92 cartuchos del mismo calibre y una máquina contadora de dinero.

En total, han sido detenidas 31 personas, incluyendo a uno de los principales líderes de la banda, que se encontraba en Sevilla, por presuntos delitos contra la salud pública, fraude del fluido eléctrico, pertenencia a organización criminal y tenencia ilícita de armas.

La red se servía de documentación robada para adquirir vehículos, contratos de alquiler y de luz, lo que dificultaba su identificación, y tenían tareas definidas dentro de la banda, entre ellas, "conseguidores", "montadores", "cultivadores" y "cuidadores". Los llamados "conseguidores" se encargaban de localizar y alquilar chalés y naves aislados, con poca actividad, mientras que los "montadores" acondicionaban las plantaciones en pocos días para evitar llamar la atención.

SEGURIDAD ARMADA

Por su parte, los "cultivadores" se encargaban de adquirir las semillas, macetas y demás material necesario para el cultivo. En el eslabón más bajo de la organización se situaban los "cuidadores", quienes custodiaban y evitaban el robo de las plantas, por lo que durante todo el proceso permanecían en los inmuebles sin abandonarlos. La organización planeaba ir sustituyendo en esa tarea a los ciudadanos chinos por vietnamitas y de hecho dos de los 31 detenidos son de esa nacionalidad.

La red contaba además con su propio sistema de seguridad: ciudadanos de nacionalidad ucraniana, dotados de armas de fuego, para evitar ataques de bandas rivales. También tenía una extensa red de colaboradores que distribuían la droga a través de empresas de mensajería, en paquetes que no superaban los 15 kilogramos.

Además, utilizaban una correduría de seguros, que cubría las pérdidas ocasionadas por las intervenciones policiales de los envíos a cambio de una remuneración pactada previamente.