Kare Bluitgen tiene un problema. Acaba de escribir un libro para explicar el islam a los niños daneses y no encuentra un ilustrador dispuesto a dibujar a Mahoma. Todos saben que el Corán condena explícitamente la idolatría y que eso significa que para la mayor parte de los musulmanes está prohibido dibujar al profeta. Bluitgen, de 46 años, es uno de los escritores de literatura infantil más populares de Dinamarca y sus dificultades terminan pronto en boca de los círculos intelectuales de Copenhague.

El redactor jefe de cultura del diario Jyllands-Posten , Flemming Rose, decide comprobar hasta dónde llega la autocensura de los artistas daneses. Es el verano del 2005. Unos meses después, el experimento convertirá a la tranquila y liberal Dinamarca en la primera trinchera de los que predican la guerra de las civilizaciones.

Rose se pone en contacto con 40 caricaturistas y les propone que dibujen al santo musulmán. Doce aceptan el encargo: las caricaturas salen publicadas el 30 de septiembre. "Yo les pedí que dibujaran al profeta según su propia percepción, no que se burlaran", diría Rose meses más tarde, cuando varias embajadas danesas en Oriente Próximo ya habían sido incendiadas y en la zona se imponía un boicot sobre los productos de Dinamarca. La viñeta que más enardece a los musulmanes es una en la que Mahoma aparece con una bomba entre el turbante.

La mecha de la ira

La mecha de la ira tarda varios días en encenderse y algunas semanas en consumirse. Cualquiera de los 200.000 musulmanes que viven en este país dirá ahora que la indignación fue instantánea, pero tienen que pasar un par de semanas tras la publicación de las viñetas para que alguien advierta que el sentimiento es generalizado y se proponga crear un frente común. ¿De quién se trata? La mayoría de los dedos apuntan a la figura de Ahmed Abú Labán, el clérigo musulmán más influyente de Dinamarca, aunque la opinión pública no le concede más mérito que el tener el olfato astuto de los oportunistas.

El imán de la mezquita de Wakf y presidente de la Sociedad de la Fe Islámica convoca una manifestación en Copenhague, el 14 de octubre; asisten unas 3.000 personas. Pocos días después, el clérigo recibe un espaldarazo cuando los embajadores de los 11 países musulmanes acreditados en Copenhague protestan ante el Gobierno danés por la publicación de las caricaturas. La oposición danesa considera que si el primer ministro, Anders Fogh Rasmussen, hubiera accedido a recibir entonces a los diplomáticos, la situación no habría degenerado.

"Ahora sabemos que fue un error", afirma el diputado socialdemócrata de origen turco Huseyin Arac. Rasmussen argumenta que el Gobierno no tiene por qué meter las narices en la libertad de la prensa.

Abú Labán no se queda cruzado de brazos: bien sea por fanatismo, por afán de propaganda o por el deseo de hacer respetar la figura del profeta, a principios de diciembre emprende el viaje que ha de convertir un conflicto local en un problema mundial. A la cabeza de una delegación que asegura representar a 27 asociaciones musulmanas de Dinamarca, viaja a Oriente Próximo y pone el caso en conocimiento de "los responsables adecuados" a la espera de que "adopten las decisiones apropiadas".

El libanés Ahmed Akkari salta a la palestra como portavoz del Comité Europeo para la Defensa de la Dignidad del Profeta, que cobija a las 27 asociaciones turcas, paquistanís, bosnias, somalís y árabes de Dinamarca. "Queremos una disculpa", dice.

El triunfo de Bluitgen

El tour por Oriente Próximo es un éxito y los delegados del Comité consiguen reunirse con el secretario general de la Liga Arabe, Amr Musa, con responsables del Ministerio de Exteriores egipcio y con el jeque Mohamed Sayed Tantaui, imán de la más prestigiosa institución del islam suní: la mezquita de Al Azar. Nadie duda de que existe una relación directa entre estos encuentros y los pronunciamientos que a finales de diciembre hacen la Liga Arabe y la Organización de la Conferencia Islámica (OCI), ambos en el sentido de condenar las caricaturas. Entonces, los hechos cogen velocidad: el boicot, la decisión de Libia y Arabia Saudí de retirar a sus embajadores en Dinamarca, la quema de embajadas, las protestas violentas... los muertos.

Enero: El Corán y la vida del profeta Mahoma se vende en librerías danesas. Bluitgen ha logrado un dibujante para su libro, pero no se sabe quién es.