Acorralado y herido, y con cada vez menos cartuchos en la recámara para aplacar las iras de unos manifestantes que exigen su marcha del poder y el fin de su régimen, el presidente de Túnez, Zine el Abidine Ben Alí, compareció ayer por tercera vez desde el inicio de las protestas ante las cámaras de televisión para prometer un profundo cambio en el país y anunciar que no se presentará a la reelección cuando en el 2014 culmine su actual mandato de cinco años. Pocas horas después de que un joven tunecino perdiera la vida en la avenida de Lyon, en el mismo corazón de la capital tunecina, por disparos realizados por los antidisturbios, el jefe del Estado, criticado desde Francia y EEUU por reprimir con fuerza desproporcionada las marchas juveniles, aseguró haber ordenado el fin de "los tiros con fuego real" contra los manifestantes.

"OS HE COMPRENDIDO" "Me niego a ver caer a nuevas víctimas; basta de violencia, basta de violencia... Os he comprendido", proclamó el mandatario. "Nadie más tendrá de qué preocuparse, a menos que intente robar un arma" a los agentes del orden, dijo, en referencia a los manifestantes que, desde hace un mes, han puesto en jaque a su Gobierno. El tono empleado por Ben Alí en su discurso televisado parecía demostrar lo amenazado que se siente este jefe del Estado, que ha gobernado con mano de hierro el pequeño país desde 1987. La comisión de investigación nombrada --recalcó-- aportará luz a los sucesos de forma independiente.

Está por ver si la promesa anunciada ayer de que la suya no sería una presidencia "vitalicia" y de que se apartaría del poder en el 2014 hacen mella en el ánimo de los manifestantes y consiguen aplacar su ira. Las anteriores concesiones realizadas por el régimen a medida que las protestas crecían en intensidad --liberación de detenidos durante los desórdenes y destitución de altos cargos de su Gobierno-- no solo no han calmado las protestas, sino que parecen haber dado alas a los jóvenes, que empiezan a ver muy real la posibilidad del fin de su régimen.

En este sentido, Ben Alí, cuyo Gobierno ha impuesto en el país severas restricciones a la libertad de información y al acceso a internet, reafirmó su intención de "profundizar en la práctica democrática y revitalizar el pluralismo político" en Túnez. Para ello sería imperativo, insistió, "respetar la libertad de opinión y expresión" y consagrarlo "en la legislación y en la práctica".

Las nuevas promesas presidenciales se producían al término de una nueva jornada de disturbios, que por vez primera afectaron a los centros turísticos, como la localidad de Hammamet. Así las cosas, el mandatario no puede ya argumentar que la revuelta social está únicamente protagonizada por vándalos y bandidos de barrios marginales, ya que tocan la capital y el turístico litoral mediterráneo.

ESTADO POLICIAL Quienes salieron ayer a manifestarse por el centro de la capital parecían ir a por todas y aprovechar la oportunidad actual para provocar la caída del régimen y la marcha de Ben Alí del poder. "En este país hay policías por todas partes, ese mismo podría ser un policía", se quejaba Imán, de 37 años, mientras señalaba a un joven que intentaba liderar a unos manifestantes desde una azotea. Esta mujer con un diploma universitario bajo el brazo pero en paro descarta por completo que el régimen pueda democratizarse desde dentro.