El Comité de Exteriores de la Cámara de los Comunes emitió ayer un severo veredicto sobre la forma en que el primer ministro británico, Tony Blair, utilizó la información de los servicios secretos para justificar la guerra contra Irak. Los miembros del Comité, de mayoría laborista, concluyeron, aunque sin unanimidad, que Blair no engañó al Parlamento y a los británicos de forma deliberada, pero "tergiversó" datos de los informes, dándoles una importancia que no tenían.

La afirmación de que Irak podía realizar un ataque con armas químicas y biológicas en 45 minutos no debió, a juicio de los diputados, enfatizarse en la forma en que lo hicieron Blair y otros miembros de su Gabinete. Ese dato, según el informe, se "basaba en una sola fuente de información, no confirmada". Por ello, "recomienda al Gobierno que explique" porqué le dio tanta importancia.

El Comité también critica el uso que Blair hizo de un segundo dossier, que tenía páginas copiadas de un trabajo universitario de un estudiante de EEUU. Los investigadores creen que Blair no sabía del origen del texto, que califican de "contraproducente".