Capitol Hill vivió ayer un choque histórico, emocional y muy tenso. En una votación inaudita y muy ajustada, la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó un proyecto de ley que, por primera vez, establece un calendario de retirada de Irak para los soldados estadounidenses.

El presidente, George Bush, tardó una hora en ratificar lo ya sabido: que esa medida --que aún debe consensuarse con la que salga del Senado-- "no tiene ninguna opción de convertirse en ley". Su veto también bloquea los más de 124.000 millones de dólares (93.000 millones de euros) en fondos de emergencia que, más allá de la retirada, constituyen la base de la propuesta.

El mínimo que necesita una propuesta para pasar en la Cámara baja son 218 votos y fueron esos los que consiguieron reunir los demócratas. Dos republicanos se sumaron a su propuesta pero una docena de los suyos votaron en contra por considerar insuficiente el calendario de retirada que establece que debería completarse antes del 1 de septiembre del 2008.

FURIOSO El resultado de la votación indignó a Bush, que compareció ante los medios rodeado de militares y veteranos, y acusó a los demócratas de haber "abdicado de sus responsabilidades". Bush estaba visiblemente contrariado por este primer reto formal desde la Cámara de mayoría demócrata a su papel de comandante en jefe.