Los camisas rojas han aceptado esta mañana la mediación del Senado en las negociaciones con el Gobierno de Tailandia para encontrar una salida a la crisis política, que ha desatado una ola de violencia en la que han muerto al menos 37 personas en cinco días.

"Hemos acordado celebrar una nueva ronda de conversaciones propuestas por el Senado porque si permitimos que las cosas vayan como van, no sabemos cuantas vidas se perderán", dijo en rueda de prensa Natawut Saikua, uno de los líderes del frente, tras las conversaciones mantenidas ayer con representantes del Goierno.

Saikua apuntó que "no será correcto poner condiciones al Senado". En las negociaciones participará un grupo de 64 senadores del total de 150 que integran la Cámara Alta, y de la que 74 son seleccionados por un comité y el resto elegidos mediante votación en las provincias de Tailandia. Antes, el frente había pedido la mediación de Naciones Unidas.

FIN DEL ULTIMÁTUM

La decisión llega cuando al menos 3.000 camisas rojas continúan atrincherados en su fortaleza del corazón comercial de Bangkok, a pesar del cerco impuesto por los soldados y de que expiró el plazo dado por el Gobierno de Tailandia para su desalojo, esta mañana a las 8, hora española.

Tras las barricadas de neumáticos y empalizadas hechas con cañas de bambú, la atmósfera en el campamento rebelde es bastante diferente a la que se respira en las inmediaciones del campamento, donde desde el pasado jueves, los soldados y camisas rojas han librado enfrentamientos y escaramuzas que las que han resultado heridas casi 270 personas.

Los líderes del Frente para la Democracia y contra la Dictadura, al que pertenecen los camisas rojas, propusieron el domingo retomar las conversaciones a cambio de que el Ejército retirara a las tropas de las calles del centro de la capital.