Cuando en una ciudad la seguridad ha desaparecido, cuando los atentados y los enfrentamientos armados se suceden sin que las fuerzas de seguridad --que deberían ostentar el monopolio de la fuerza en cualquier país-- puedan actuar, los civiles optan por tomar las armas y organizar su propia defensa. Este proceso, observado en conflictos recientes como en la guerra civil larvada argelina de los 90, tiene en Irak una particularidad. Las milicias que se han creado en los barrios bagdadís no solo han montado sus propias patrullas, sus propios puestos de control, no solo se dedican a proteger a los moradores de su zona y a controlar los accesos a sus territorios, sino que se han declarado la guerra entre sí. Esta es la conclusión a la que han llegado multitud de expertos que han observado la evolución del conflicto iraquí.

El atentado contra la mezquita chií de Samarra, en febrero del 2006, puso fecha al inicio del conflicto sectario entre chiís y sunís que ensangrenta Irak. Los analistas consideran que el éxodo masivo posterior de chiís y sunís hacia barrios donde su comunidad es mayoría no solo ha propiciado la aparición de zonas urbanas puras , sino que azuza la violencia interreligiosa.

"Una de las consecuencias de la desaparición de áreas mixtas es que cada bando se siente ahora en libertad para utilizar morteros contra el otro, sabiendo que no dañarán a miembros de su comunidad", subraya el periodista británico Patrick Cockburn. Algo similar se vivió en los albores de la guerra libanesa.

CIFRAS INEQUIVOCAS Los números ofrecidos por Iraqi Body Count , una base de datos que actualiza día a día las cifras de muertos en Irak tras la invasión anglonorteamericana en el 2003, no dejan lugar a dudas sobre el empeoramiento de la situación. Un 44% de los civiles que han perecido por muerte violenta desde el 2003 lo han hecho precisamente en los últimos doce meses, es decir, tras el atentado de Samarra, en marzo del 2006. En el mismo periodo, prosigue Iraqi Body Count , los ataques con morteros contra objetivos civiles "se han cuadruplicado" y el número de atentados "se ha doblado".