El Gobierno francés acogió ayer con "escepticismo" el nuevo ultimátum, con demanda de rescate, para la liberación de los periodistas Chistian Chesnot y Georges Malbrunot, secuestrados en Irak. El comunicado, que exige el pago de cinco millones de dólares (casi 4,2 millones de euros o 700 millones de pesetas) en 48 horas, la aceptación de la tregua propuesta por Osama bin Laden a los estados europeos y que Francia no firme ningún acuerdo con el nuevo Gobierno iraquí, fue difundido ayer a través de internet, pero no ha podido ser autentificado.

El primer ministro francés, Jean-Pierre Raffarin, dijo "tomar estas informaciones muy en serio", aunque precisó que, ante la falta de autentificación, los expertos se muestran más bien escépticos. Según el primer ministro, la situación de los periodistas "es preocupante" y el caos que reina en Irak aconseja "la máxima prudencia". Sin embargo, Raffarin añadió que, en la situación actual, "nada pone en cuestión la confianza que tenemos en un desenlace favorable".

El Ejército Islámico de Irak, que reivindicó el secuestro de los periodistas franceses el pasado 20 de agosto, exigió inicialmente al Gobierno francés que revocara la ley de laicidad que prohíbe, entre otros signos religiosos, el uso del velo islámico en las escuelas. Una semana de intensa actividad diplomática y de fuerte movilización de la comunidad musulmana en Francia y en los países árabes, así como numerosas intervenciones públicas de los líderes religiosos musulmanes, incluidos los más integristas, hizo pensar en una liberación inminente de los rehenes.

MOVILIZACION MUSULMANA El Ministerio de Exteriores francés eludió ayer comentar oficialmente las nuevas condiciones supuestamente exigidas por los secuestradores. Francia, que desde el principio había rechazado el chantaje económico, sigue apostando por una movilización sin precedentes del mundo musulmán a favor de la liberación. Pero, tras una ola de optimismo sobre una liberación inminente a finales de la pasada semana, que no se materializó, las autoridades francesas han optado por la prudencia y la discreción.

La Asociación de Amistad Franco-Iraquí, que agrupa a personalidades francesas hostiles en los años 90 al embargo contra Irak y a la guerra, señaló que las operaciones militares de las fuerzas de EEUU "no facilitan las gestiones para la liberación de los periodistas".