Las autoridades iraquís anunciaron ayer la detención del número dos de Al Qaeda en el país, identificado como Abú Hammam y acusado de haber perpetrado, entre otros, el atentado contra el mausoleo chií de Samarra. Según el Gobierno de Bagdad, Abú Hammam estaba justo por debajo de Abú Ayub al Masri, el hombre que tomó el mando de Al Qaeda en Irak tras la muerte de Abú Musab al Zarqaui, el pasado 7 de junio en un bombardeo estadounidense.

El consejero de Seguridad Nacional iraquí, Mugal al Rabie, informó de la captura, en una "operación conjunta estadounidense e iraquí" que no precisó ni cuándo ni dónde se produjo. Sí explicó que, al verse atrapado, "Abú Hammam intentó utilizar como escudos humanos a mujeres y niños, pero los soldados consiguieron reducirlo". Según Rabie, tras esta detención, "Al Qaeda está muy debilitada, ha recibido un duro golpe", dijo.

Pero pese a los éxitos que venden las autoridades estadounidenses e iraquís, la violencia sigue en el país. Sin ir más lejos, ayer, el Ejército de EEUU anunció la muerte de otros dos soldados por la explosión de una bomba, y al menos otras 14 personas fallecieron en actos de violencia. Una de las víctimas fue un representante del ayatolá Alí Sistani, la más importante autoridad religiosa chií del país.

Por segundo día, fue aplazada la ceremonia del traspaso del mando a los iraquís de un Estado Mayor unificado, que deberá tener autoridad sobre el Ejército de Tierra, Aire y de la Marina.

ESCANDALO Mientras, la prensa de EEUU aireó ayer otro escándalo relativo al comportamiento de sus soldados en Irak. Según Los Angeles Times y The Washington Post , una investigación interna del Ejército acusa a cuatro soldados de haber asesinado deliberadamente a tres detenidos iraquís y de haber tratado de ocultar los hechos. Los cuatro militares fueron detenidos en junio y corren el riego de ser ejecutados sin son condenados por la justicia.