La Casa Blanca advirtió ayer de que la crisis con Irak ha entrado en su "fase final", en la que Estados Unidos concederá una última oportunidad al esfuerzo diplomático para evitar la guerra contra Sadam Husein, pocas horas después de que el presidente, George Bush, reiterara su decisión firme de desarmar a Irak con un ataque, incluso sin respaldo de Naciones Unidas. "El rumbo que tome este país no depende de las decisiones de otros", subrayó durante su discurso sobre el estado de la unión en la madrugada del martes al miércoles, y añadió que su Gobierno llevará a cabo "cualquier acción" que considere necesaria "para defender la libertad y la seguridad de los estadounidenses".

Bush anunció que el 5 de febrero el secretario de Estado, Colin Powell, presentará ante el Consejo de Seguridad de la ONU "información y datos secretos sobre los programas de armas ilegales iraquís, sus intentos de esconder estas armas a los inspectores y sus vínculos con grupos terroristas". Pero, acto seguido, reafirmó su línea dura e inflexible: "Consultaremos, pero que no haya malentendidos, si Sadam no se desarma, encabezaremos una coalición para desarmarle".

MENOS IMPUESTOS

El presidente optó por dejar la crisis de Irak y el mensaje a las tropas que se están desplegando en el Pérsico para el final de su discurso, estructurado sobre nueve grandes temas, empezando con la rebaja de impuestos para reanimar la economía. Pero fueron las acusaciones contra Sadam y la posible guerra las que provocaron un tono sombrío sobre los congresistas y el resto de su Gobierno presentes.

"No permitiremos que un dictador brutal, con un historial de agresión temeraria, vinculado al terrorismo y con grandes riquezas potenciales domine una región vital y amenace a EEUU", recalcó Bush, que también prometió emplear "toda la fuerza y poderío del Ejército estadounidense" si se llega a una guerra con Irak, "que ganaremos".

Bush recitó una larga lista de violaciones iraquís a las órdenes de desarme de la ONU, emitidas desde que Sadam fue derrotado en la guerra del Golfo en 1991. El presidente acusó al líder iraquí de no haber clarificado qué ha hecho con 25.000 litros de ántrax, 38.000 litros de botulina, 500 toneladas de sarín, gas mostaza y VX, así como 30.000 municiones capaces de disparar armas químicas. También relató las terribles torturas que Sadam emplea con su propio pueblo.

CRITICA DEMOCRATA

Sin embargo, la oposición demócrata no juzgó suficientes los argumentos del presidente. "Bush no puede esperar que la comunidad internacional se cuadre ante EEUU y marche con nosotros a la guerra, cuando su Gobierno no ha presentado un caso convincente", criticó el senador Edward Kennedy, líder del ala más liberal demócrata. Kennedy exigió al presidente que "presente al Congreso pruebas convincentes de que hay una amenaza inminente, antes de enviar tropas a la guerra".

RESPUESTA IRAQUI

"Este no es momento para liderazgos tímidos", recalcó Dennis Hastert, presidente republicano de la Cámara de Representantes. Tras rechazar los vínculos con Al Qaeda, el viceprimer ministro iraquí, Tarek Aziz, señaló que "ahora la gente está menos convencida que antes de las acusaciones de Bush". Otros líderes iraquís vaticinaron la derrota militar norteamericana.