La Administración de George Bush era conocida por su secretismo y las escasas explicaciones que ofrecía. Como denuncia Scott McClellan, exsecretario de prensa de Bush, en su libro What happened , en la anterior Administración imperaba una "campaña electoral permanente" en la que los temas, como la guerra de Irak, se vendían al público y no se argumentaban. En los 100 días que lleva en el cargo, Obama ha cumplido su promesa de que su Administración sería más transparente y abierta al público, y su equipo comunicativo ha demostrado que domina tanto las nuevas tecnologías como los medios tradicionales de comunicación.

Internet es una herramienta primordial para Obama, el primer presidente en tener una blackberry (aunque aún no ha recibido una a prueba de espías). De entrada, la web de la Casa Blanca (WhiteHouse.gov) es más completa y con un motor de búsqueda más exhaustivo y eficaz. Además, la Administración demócrata ha puesto en marcha las webs recovery.gov, para que los ciudadanos puedan rastrear a qué se dedica el dinero del plan de estímulo, y la página transparency.gov, para que controlen el gasto público. Además, está en proceso la web data.gov, que ofrecerá una ingente batería de datos públicos.

GOBIERNO 2.0 Es lo que ha venido en llamarse e-Gobierno o Gobierno 2.0. En este ámbito hay promesas incumplidas, como colgar en la web de la Casa Blanca antes de su firma todas las leyes que no sean de emergencia para escribir comentarios. Pero se han hecho otras cosas, como una sesión de preguntas y respuestas con internautas y colgar en YouTube el tradicional discurso radiofónico de los sábados. YouTube fue también la plataforma elegida para divulgar un vídeo en el que Obama ofrecía su mano tendida a Irán.

El estilo YouTube y la querencia del presidente estadounidense por las ruedas de prensa en horario de máxima audiencia (hoy ofrecerá la tercera) y las entrevistas personalizadas han generado críticas por parte de la prensa tradicional. Y es que se da en esta Administración una tendencia a saltarse los intermediarios habituales (los corresponsales en la Casa Blanca) y a dirigirse directamente a los ciudadanos, aprovechando las grandes capacidades oratorias del presidente. Y esto genera resquemores, sobre todo en medios de derechas, como la cadena Fox.

El equipo comunicativo de Obama ha logrado en estos 100 días controlar en gran medida el ciclo informativo. Para lograrlo, sus intervenciones a lo largo de la semana están calculadas al dedillo para controlar el ritmo de los acontecimientos. Y otra característica de la política comunicativa de Obama es su sinceridad: no ha escondido la gravedad de la situación económica ni la dificultad de algunos retos de su Gobierno, como Irak o la prisión de Guantánamo. Su voluntad no es tanto vender como argumentar y convencer.