Alastair Campbell, el influyente jefe de comunicación del Gobierno británico y auténtica eminencia gris del primer ministro Tony Blair, protagonizó ayer un nuevo vuelco en la crisis política por el caso Kelly , al presentar su dimisión justo un día después de la declaración del premier ante el juez Hutton en relación a la muerte del científico. Blair elogió a un "servidor de inmensas posibilidades, con coraje y leal a las causas en las que cree".

La renuncia fue un golpe de teatro. Desde hace varias semanas, todo el mundo sabía que Campbell, que ha sido portavoz de Blair desde el año 1994, iba a dimitir, pero nadie se esperaba que lo hiciera en mitad de la investigación sobre la muerte del científico David Kelly, que ha provocado la crisis más importante de los seis años de Gobierno laborista.

Muy pocas horas después de que la dimisión del hombre de confianza del primer ministro fuera hecha pública, el Gobierno anunció que el sucesor de Campbell será David Hill, antiguo director de comunicaciones del Partido Laborista.

En su carta de dimisión, Campbell consideró que su familia había pagado un "precio" demasiado alto por su cargo y negó que su marcha se deba a su implicación en el caso Kelly .

Campbell señaló además que había sido un enorme privilegio trabajar junto a Blair, del que dijo que "la historia le juzgará como un gran primer ministro transformador".