Nos quedan alimentos y medicinas para dos o tres días; desde el lunes no hemos recibido ningún cargamento". Esta era ayer la dramática denuncia de Mahmud Halawi, vicealcalde de Tiro, ciudad del sur libanés cercada por completo después de que, en la noche del domingo al lunes, la aviación israelí destruyera un paso sobre el río Litani, y amenazara con disparar contra cualquier vehículo que circule por carretera al sur del cauce fluvial. En una dura crítica, el portavoz del Comité Internacional de la Cruz Roja (CIRC) en Tiro, Roland Huguenin, dijo que su organización tenía "las manos atadas a la espalda" por las negativas de Israel a dar garantías de seguridad a sus convoyes.

Pese a que gran parte de los cerca de 100.000 habitantes de Tiro han huido ante la ofensiva militar israelí, aún quedan unos 15.000 residentes, junto a otros 7.500 desplazados procedentes de los pueblos cercanos, según la alcaldía de Tiro. Las autoridades locales afirman poder reconstruir el paso sobre el estrecho cauce fluvial del Litani en cuestión de horas, pero afirman que para ello era necesario recibir garantías de seguridad de Israel. "Hemos pedido permiso a las fuerzas armadas israelís a través del CICR, pero hasta ahora no hemos recibido una respuesta positiva", aseguró ayer el vicealcalde Halawi.

PENURIA EN EL MERCADO Un mercado situado frente al puerto de Tiro testimoniaba la penuria que padece la ciudad del sur libanés. Solo permanecían abiertos un par de puestos donde se ponían a la venta manzanas, sandías y verduras, recibidas hace cinco días y cubiertas de insectos. "Nadie viene a comprar", apuntaba el tendero Naser Hauila. Ante la falta de suministros por carretera, algunas soluciones de emergencia intentaban paliar la falta de abastecimiento. Para las próximas horas se esperaba la llegada de un barco con alimentos, una medida "insuficiente", apunta Huguenin, de la Cruz Roja en Tiro.

Mañana está previsto que salga de Beirut un convoy de decenas de vehículos con 700 raciones de comida, una iniciativa del Movimiento para la Solidaridad Internacional (ISM). Alberto Arce, de ISM, asegura que, si no se puede pasar el río con los vehículos, los integrantes del convoy cargarán sobre sus espaldas "mochilas con comida". "Queremos decirle a Israel que no hay lugar del Líbano al que pueda negar el acceso", espetó. Algunos envíos atraviesan el límite del Litani a mano, pero ello no basta para saciar las necesidades de la población de Tiro y de sus alrededores, afirma el vicealcalde de la ciudad.

La falta de acceso imposibilita el trabajo de las escasas oenegés presentes en Tiro. Tal es el caso de Médicos sin Fronteras (MSF), uno de cuyos proyectos podría tener que suspenderse en breve en el caso de que continúen cerrados los accesos a la ciudad. MSF proporciona medicamentos vitales a personas afectadas por enfermedades crónicas que todavía siguen en Tiro --donde todas las farmacias están ya cerradas-- y no han podido huir, como diabéticos o hipertensos. "Nos queda stock para una semana", recuerda el belga Martiel Ledecq, cirujano de MSF.

SIN GARANTIAS Las necesidades de transportar medicamentos y de realizar movimientos para la consultoría móvil que ha montado esta oenegé son tan imperiosas que, en algunas ocasiones, su personal debe moverse sin haber recibido garantías de seguridad de Israel. "A través de Bruselas estamos en permanente contacto con Israel, pero la mayoría de las veces responden que no; pese a ello, preferimos comunicarles nuestras intenciones e informarles de nuestros movimientos con antelación", apunta Ledecq.

La situación se ha deteriorado tanto en dos semanas que ahora la penuria es padecida no solo por los residentes en Tiro o los desplazados, sino también por el personal humanitario extranjero o los periodistas. "Esto es una vergüenza para toda la humanidad", dice un cooperante.