El presunto cerebro de los atentados del 11 de septiembre de 2001, Jalid Sheij Mohamed, apareció hoy públicamente por primera vez desde su captura en 2003 en una vista en Guantánamo junto a cuatro supuestos colaboradores. Mohamed compareció ante un juez militar y un tribunal especial anti-terrorista ataviado con una túnica y gorro blancos, los que, según la coronel del Ejército Wendy Kelly usan normalmente los prisioneros en Guantánamo.

Mohamed tiene una barba larga, canosa, al contrario que en las fotos distribuidas por el Pentágono cuando fue capturado en 2003 en Pakistán, en las que aparecía con bigote. Se trata de su primera audiencia delante de un magistrado desde entonces. También comparecieron Walid bin Attash, Ramzi Binalshibh, Ali Abdul Aziz Ali y Mustafa al-Hawsawi.

Todos están representados por abogados militares asignados por el Pentágono y tienen derecho a letrados civiles, que deben costearse ellos mismos. "Cualquier declaración de los acusados se presume que será secreta", dijo el juez Ralph Kohlmann, un coronel de los Marines, al inicio de la vista. Eso significa que el sonido será eliminado para que la prensa reunida en Guantánamo no escuche la información que según Kohlman puede "perjudicar la seguridad nacional" de Estados Unidos.

El tribunal, levantado en una antigua pista de aterrizaje, está dotado de un sistema que permite al toque de un botón suprimir el audio en el área de observación donde se encuentra la prensa y miembros de algunas organizaciones no gubernamentales. El sonido es transmitido con 20 segundos de retraso, para que un oficial de inteligencia revise el contenido y pueda recomendar al juez censurarlo.

Mohamed ha confesado ser el artífice de los atentados del 11-S, que causaron casi 3.000 muertes. Binalshibh presuntamente estaba destinado a ser uno de los secuestradores, pero no pudo lograr un visado para entrar en Estados Unidos, por lo cual se convirtió en su principal intermediario con Mohamed.

Ali supuestamente se ocupó de enviar dinero a los secuestradores y al-Hawsawi fue su asistente. Bin Attash presuntamente entrenó a algunos de ellos. La fiscalía ha pedido la pena de muerte para los cinco. Todos estuvieron confinados en prisiones secretas de la CIA desde su captura hasta septiembre de 2006, cuando fueron trasladados a Guantánamo.